Las nuevas fórmulas para ser Libertad e igualdad
Cada vez más personas apuestan por acuerdos flexibles que permiten una relación sana con su pareja.
Romina González y Esteban Zucco no conviven. No comparten gastos, viajan por separado con amigos al menos una vez al año y no planifican nada más allá del próximo fin de semana. Para ellos, la fórmula del éxito de una relación que ya lleva más de siete años se llama libertad. “Muchos amigos nos preguntan cómo hacemos, porque ven que lo nuestro funciona y quieren algo parecido en sus parejas. Somos conscientes de que no entramos dentro del modelo de pareja tradicional. Ese modelo está obsoleto”, dice Romina.
La de mantener casas separadas es una de las tantas estrategias que muchas parejas aplican en busca de la felicidad, pero no es la única. Los nuevos acuerdos apuntan a la individualización dentro de la pareja, a la flexibilidad. Incluso la monogamia puede no ser un factor determinante para que una pareja prospere, al punto de que la infidelidad dejó de ser un tema determinante.
Los nuevos pactos de pareja están atravesados por la época: el avance de la mujer cambió las reglas. “Se generan hoy en día contratos menos asimétricos, en donde ambos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, a diferencia de otros tiempos en los que el hombre tenía más derechos y menos obligaciones que la mujer”, plantea Sebastián Girona, psicólogo especialista en parejas y autor del libro “¡No te aguanto más!”.
En realidad, la vida en pareja nunca ha sido fácil, pero ahora se ha vuelto especialmente complicada. “Vivimos en una época en donde se prioriza lo individual por sobre lo grupal en general y eso también llega a la vida sentimental”, describe Girona. Todas las parejas sanas necesitan construir un “nosotros” por sobre el “tú y yo”.
NO IDEALIZAR
Los nuevos acuerdos surgen también de comprobar Según una investigación de la Universidad de Nueva York, las mujeres tienen mayor capacidad para discriminar y diferenciar colores. El estudio reveló que los hombres son imprecisos a la hora de distinguirlos, mientras que las mujeres son mucho más exactas.
Las riñoneras han venido a desbancar a las carteras grandes. Atrévete a usarlas como parte de tu atuendo combinándolas en diferentes texturas y estampados.
Esto se debe a la cantidad de andrógenos y de receptores en el cerebro, encargados del procesamiento de las imágenes.
que la idea tradicional de pareja no asegura la felicidad. “La fórmula tradicional está en crisis, pero no creo que vaya a desaparecer. Lo que sí va a suceder es que va a pasar a formar parte de un grupo y estas nuevas irán consolidándose de a poco”, asegura el especialista.
Para Gabriela Rougier, psicóloga y fundadora de Conexión Positiva, un espacio de consultoría para parejas, “una cosa es la necesidad de mantener el propio espacio físico y otra mantener vidas completamente separadas. Si el nuevo contrato de pareja implica que el 90 % de las cosas se hacen por separado, entonces eso ya no es una pareja. La pareja es una persona con la que uno quiere estar en los mejores y peores momentos. Y para eso se necesita tiempo. Hoy las parejas comparten poco tiempo. Pero ese es el problema, no la solución”.
Según Rougier, no hay mejores o peores contratos. “Cuando un acuerdo está atravesado por el amor, requiere consenso. Hay contratos más difíciles, que tocan fibras más íntimas de la relación, como el de
la fidelidad. Otra de las fórmulas que más beneficios traen para la vida en pareja es equilibrar las cargas en cuanto a derechos y obligaciones en el hogar y con los hijos. “Muchas parejas se han separado porque están formadas por una mujer del siglo XXI y un hombre del siglo XX. En la medida en que el hombre se sensibiliza, las parejas pueden ser menos asimétricas y al mismo tiempo más sanas”, plantea Girona. Probablemente no haya fórmulas que aseguren la felicidad para siempre, pero no exigir tanto del otro puede ser un inicio. “Creo que lo que vuelve difícil la vida de a dos es la expectativa que se pone en el otro. Queremos una persona que nos divierta, que nos nutra intelectualmente, que sea mi mejor amigo, que sea un amante increíble y cumpla mis fantasías sexuales y además que sea el mejor padre o madre de mis hijos. Esto, combinado con la poca tolerancia a la frustración que tenemos hoy en día, hace que cuando el otro no cumple del todo mis expectativas, agarremos el bolso y nos vayamos”, sostiene Rougier.