La Prensa Grafica

Solemnidad de la Epifanía del Señor. San Mateo 2. 1-12. Ciclo C.

- Por P. Dennis Doren,

Alos magos Dios los quiso guiar a través de una estrella. A nosotros nos guía por medio del Espíritu Santo y de nuestra conciencia. Y nos guía con el mismo fin que a los magos: encontrar a Jesús, qué fácil es distraerno­s, quedarnos, sí en las posadas, quedarnos en los regalos, en el paisaje, ahí en medio de los oasis, qué fácil hubiese sido para los reyes magos quedarse a medio camino, pasándosel­a bien con Herodes en Jerusalén, de fiestita en fiestita. Este es el único fin del Espíritu Santo y de nuestra conciencia en nuestras vidas, hacernos llegar hasta Jesús.

Los Reyes Magos representa­n a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales, y cuando encuentran a Jesús, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

Cada uno de ellos lo adora y le ofrece lo mejor de sí. Así también nosotros debemos ofrecerle lo mejor de nosotros mismos. Esto es lo más valioso para Jesús.

Y salgo de esta cueva y ojalá, haya entrado viendo a un niño inocente, indefenso, pero salga viendo a un Dios, a mi Salvador... Y con qué salgo, salgo como salieron los pastores y los Reyes magos, después de esta maravillos­a experienci­a... No podemos decir que hemos entrado a la Cueva de Belén, que haya vivido la Navidad si no salgo, con aquello que Jesús y la Cueva de Belén me dan... qué pena sería salir de esta cueva sin tener una profunda PAZ, sin que mi corazón ESTÉ ILUMINADO por este niño, que no salga resuelto a hacer EL BIEN, a transmitir EL AMOR, de llevar LA ALEGRÍA a las cosas y a las personas, qué pena sería salir de estos días, de esta cueva, así como entré.

Medito las palabras del papa Benedicto en una de las jornadas de la juventud: “Quisiera decir a todos insistente­mente: abran sus corazones a Dios, dejen sorprender­se por Cristo. Denle el «derecho a hablarles», presenten sus alegrías y penas a Cristo, dejando que Él ilumine con su luz su mente y acaricie con su gracia su corazón. Es cierto que hoy no buscamos ya a un rey; pero estamos preocupado­s por la situación del mundo y preguntamo­s: ¿De quién puedo fiarme; a quién confiarme? ¿Dónde está aquel que puede darme la respuesta satisfacto­ria a los anhelos del corazón?” La respuesta nos la dan en este día los mismos Reyes Magos.

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