Introducción de alimentos entre mis dientes
Una de las mayores incomodidades que presenta una persona después de ingerir alimentos es cuando la comida queda impactada entre uno o más dientes, sobre todo si se encuentra en un lugar público y no puede recurrirse al aseo personal.
Muchos se quejan de la incomodidad de sentir entre un diente y otro restos de comida, los cuales a largo plazo pueden causar problemas, especialmente si no se acostumbra el aseo diario con seda dental, ya que al dejar restos del alimento, estos se van degradando, y comienzan a proliferar las bacterias originando inflamación en los tejidos blandos (encía), el cual puede causar mal aliento, inflamación de la encía, pérdida incluso de hueso a ese nivel.
Generalmente, entre un diente y otro se encuentra un espacio que es ocupado por encía, en una dentición natural, que con el paso de los años, por desgaste este tejido puede ir disminuyendo especialmente en la zona de molares.
Las causas pueden ser muchas, la primera como se mencionó anteriormente, el factor edad la cual la encía se va desgastando y va causando un espacio que permite mayor acúmulo de comida; por el mismo factor edad, los dientes pueden irse abrasionando (desgastando) y se forman hendiduras en el esmalte, en ellas pueden adherirse los alimentos especialmente las harinas, al igualmente que la mal posición dentaria que puede favorecer a ser reservorio de alimentos en las áreas que no están alineados. Cuando un paciente tiene enfermedad periodontal (encías y hueso), cuyo hueso se va perdiendo, va creando espacios entre un diente y otro, fácilmente se pueden introducir alimentos y si no se realiza una limpieza adecuada a largo plazo el hueso que se va perdiendo puede causar movilidad dental; también el apretar/rechinar dientes puede provocar una pérdida horizontal del hueso de la boca, este va disminuyendo ya que por la fuerza ejercida se activan células llamadas oesteoclastos que son las encargadas de ir reabsorbiendo hueso, de igual forma puede provocar pérdida de tejidos blandos y en ocasiones los dientes pueden moverse de posición. Generalmente hay una tendencia a abrirse espacios por el grado de fuerza que provoca esta enfermedad y permite el atrapamiento de restos alimenticios; las restauraciones como coronas individuales, prótesis fija, restauraciones de amalgama de plata o resinas (blancos), si el punto de contacto entre un diente y otro no se realiza de manera adecuada, el paciente sufrirá con este malestar.
Entre los signos y síntomas en específicos son: molestia e incomodidad a nivel del impacto de alimentos, puede existir picazón en el tejido blando circundante, inflamación y sangrado a nivel de encías principalmente al cepillarse los dientes; olor fétido en la zona, repentino cambio en la posición de uno o más dientes. A nivel radiográfico puede existir pérdida de hueso e incluso puede formarse caries dental a ese nivel.
Generalmente puede restablecerse este padecimiento con diversidad de tratamientos, es importante realizar un diagnóstico clínico adecuado en conjunto con las inquietudes del paciente y si es necesario tomar radiografías para evaluarlo internamente y poder brindarle alternativas de tratamiento. Si la causa son restauraciones mal colocadas, puede eliminarse y colocar una nueva con la anatomía adecuada; en algunas ocasiones, para restablecer tejido blando pueden recurrirse a injertos de tejido a nivel de encía, pero este no siempre tiene éxito, dependerá de muchos factores; en otras ocasiones, podrá resolverse con tratamiento de ortodoncia (brackets). Lo que nunca vuelve a restablecerse es el hueso, una vez se pierde a ese nivel, aún no existe tratamiento para reponerle.
Es importante evaluar con tiempo este padecimiento, ya que aunque la molestia sea mínima, puede tener graves consecuencias a largo plazo.