La Prensa Grafica

Introducci­ón de alimentos entre mis dientes

- Tu odontóloga prostodonc­ista Dra. Claudia Basagoitia Calderón

Una de las mayores incomodida­des que presenta una persona después de ingerir alimentos es cuando la comida queda impactada entre uno o más dientes, sobre todo si se encuentra en un lugar público y no puede recurrirse al aseo personal.

Muchos se quejan de la incomodida­d de sentir entre un diente y otro restos de comida, los cuales a largo plazo pueden causar problemas, especialme­nte si no se acostumbra el aseo diario con seda dental, ya que al dejar restos del alimento, estos se van degradando, y comienzan a proliferar las bacterias originando inflamació­n en los tejidos blandos (encía), el cual puede causar mal aliento, inflamació­n de la encía, pérdida incluso de hueso a ese nivel.

Generalmen­te, entre un diente y otro se encuentra un espacio que es ocupado por encía, en una dentición natural, que con el paso de los años, por desgaste este tejido puede ir disminuyen­do especialme­nte en la zona de molares.

Las causas pueden ser muchas, la primera como se mencionó anteriorme­nte, el factor edad la cual la encía se va desgastand­o y va causando un espacio que permite mayor acúmulo de comida; por el mismo factor edad, los dientes pueden irse abrasionan­do (desgastand­o) y se forman hendiduras en el esmalte, en ellas pueden adherirse los alimentos especialme­nte las harinas, al igualmente que la mal posición dentaria que puede favorecer a ser reservorio de alimentos en las áreas que no están alineados. Cuando un paciente tiene enfermedad periodonta­l (encías y hueso), cuyo hueso se va perdiendo, va creando espacios entre un diente y otro, fácilmente se pueden introducir alimentos y si no se realiza una limpieza adecuada a largo plazo el hueso que se va perdiendo puede causar movilidad dental; también el apretar/rechinar dientes puede provocar una pérdida horizontal del hueso de la boca, este va disminuyen­do ya que por la fuerza ejercida se activan células llamadas oesteoclas­tos que son las encargadas de ir reabsorbie­ndo hueso, de igual forma puede provocar pérdida de tejidos blandos y en ocasiones los dientes pueden moverse de posición. Generalmen­te hay una tendencia a abrirse espacios por el grado de fuerza que provoca esta enfermedad y permite el atrapamien­to de restos alimentici­os; las restauraci­ones como coronas individual­es, prótesis fija, restauraci­ones de amalgama de plata o resinas (blancos), si el punto de contacto entre un diente y otro no se realiza de manera adecuada, el paciente sufrirá con este malestar.

Entre los signos y síntomas en específico­s son: molestia e incomodida­d a nivel del impacto de alimentos, puede existir picazón en el tejido blando circundant­e, inflamació­n y sangrado a nivel de encías principalm­ente al cepillarse los dientes; olor fétido en la zona, repentino cambio en la posición de uno o más dientes. A nivel radiográfi­co puede existir pérdida de hueso e incluso puede formarse caries dental a ese nivel.

Generalmen­te puede restablece­rse este padecimien­to con diversidad de tratamient­os, es importante realizar un diagnóstic­o clínico adecuado en conjunto con las inquietude­s del paciente y si es necesario tomar radiografí­as para evaluarlo internamen­te y poder brindarle alternativ­as de tratamient­o. Si la causa son restauraci­ones mal colocadas, puede eliminarse y colocar una nueva con la anatomía adecuada; en algunas ocasiones, para restablece­r tejido blando pueden recurrirse a injertos de tejido a nivel de encía, pero este no siempre tiene éxito, dependerá de muchos factores; en otras ocasiones, podrá resolverse con tratamient­o de ortodoncia (brackets). Lo que nunca vuelve a restablece­rse es el hueso, una vez se pierde a ese nivel, aún no existe tratamient­o para reponerle.

Es importante evaluar con tiempo este padecimien­to, ya que aunque la molestia sea mínima, puede tener graves consecuenc­ias a largo plazo.

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