“Esta es la juventud del papa”
Sentado junto a un pilar de la Catedral Metropolitana de San Salvador, un joven ha colocado sus brazos sobre las rodillas y su rostro sobre estos. Parece dormido. Hacia el altar mayor, el arzobispo José Luis Escobar hace relación entre la visita de los magos a Belén para adorar a Jesús, con el viaje de los peregrinos hacia
Panamá a tan solo unas semanas de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Panamá.
La Iglesia católica despidió el domingo a su delegación. El joven levanta la cabeza, vuelve su mirada hacia el sacerdote y parece recuperar la atención en el mensaje del prelado. No hay nombres, pero lleva puesta la camiseta oficial de la misión salvadoreña que viaja a la JMJ.
El cansancio obedece al retiro que hicieron desde la mañana. A las 3 de la tarde en la catedral el sueño golpea, pero más allá de la somnolencia de algunos, la catedral se ve abarrotada de jóvenes que parecen cumplir la oportunidad de estar frente a Francisco.
La misa tiene una solemnidad diferente. Aun con la homilía sobria del arzobispo, el lugar está lleno de colores que van del amarillo al azul, pasando por el rojo, pero predomina el blanco de la camiseta oficial para ir a Panamá.
“La camiseta oficial lleva el logo, el escudo de El Salvador, la imagen de san Romero, que está diseñada con los colores oficiales, pero cada parroquia tiene la libertad de mandar a hacer camisas con otros colores”, dice Karla Moreno Orellana, quien es parte de la delegación oficial. De pie junto a un pilar, ha seguido todo el ritual de la ceremonia.
Ella sí se percató de que antes de la homilía el arzobispo hizo agradecimientos al nuncio apostólico Santo Gangemi, a monseñor Luis Morao, exobispo de Chalatenango, al embajador de Panamá, Jerry Salazar, al resto de la curia presente y a los jóvenes.
ROMERO EN LA JMJ Cuando Escobar comienza su alocución sobre Romero, el joven ya se ha puesto de pie, se queda junto al pilar y comienza a seguir el rito. Parece repuesto, más animado que al principio.
El arzobispo se refiere al viaje a la JMJ como una oportunidad de cambio para los jóvenes, quienes a su regreso “deben incidir positivamente en la vida social de nuestro país”. Igualmente se refiere a lo que los salvadoreños deben transmitir al mundo en Panamá.
“Que no sea una sociedad famosa por la violencia, sino por la
verdad, la justicia y la paz”, recapitula.
El sentido de la jornada, para el sacerdote salvadoreño, es cambiar una sociedad que está llena de “mentiras, exclusión, pérdida de valores, iniquidad”, todo lo que denunció el obispo asesinado en 1980.
Los principios de la JMJ están relacionados con el pensar de Monseñor Romero, según el prelado, pues son “estructuras conformes a la verdad y la justicia, símbolo del trabajo por los derechos humanos”.
Para el sacerdote, los jóvenes que viajen a Panamá deben ver al copatrono como “el mártir de la verdad, la justicia y la fe”.
La delegación oficial inscrita es de 1,200. Todos ellos hicieron el retiro, pero se han inscrito en las parroquias unos 2,800 más. Sin embargo, la Iglesia espera que viajen otros 2,000 y así completar una delegación, entre la oficial y la no oficial, de unos 6,000 jóvenes.
Las salidas son escalonadas y la primera parte viaja el 14 de enero. “Sabemos que algunos ya partieron, que van como mochileros”, dijo el domingo Roberto Machuca, joven laico delegado nacional.
Machuca dice que viajar junto a la delegación oficial implica una inversión de $950, que incluye el boleto de avión, un kit oficial (uniforme oficial, una gorra, una mochila y otros artículos), hospedaje y alimentación. La delegación salvadoreña estará instalada en la Diócesis de Colón, en las afueras de la capital panameña, pero que es una de las más cercanas, dice el joven salvadoreño.
Los 1,200 han sido elegidos de las diferentes diócesis del país, por lo que se tiene una delegación oficial de carácter nacional y no solo del Área Metropolitana.
Machuca dice que la JMJ en Panamá significa una oportunidad increíble para muchos jóvenes de la región centroamericana, incluido el Caribe, pues los costos se ven disminuidos en relación con otras jornadas que se han realizado. Él asegura que viajó a Cracovia, Polonia, donde los costos se triplicaban y tuvo que pagar $2,870.
“La jornada significa encontrar a Jesús a través del papa, es una gran experiencia y una gran oportunidad para los jóvenes del país y los centroamericanos, pues es un país cercano”, apunta.
Machuca ha salido unos minutos de la catedral para dar sus declaraciones. Al regreso, el joven sigue pegado al pilar, pero reza el padrenuestro tomado de las manos con otros compañeros. El murmullo hecho oración se escucha por toda la catedral como presagio de que el final del rito ya está cerca.
Solo unos minutos después llega el abrazo de paz y muchos de los presentes se funden en abrazos. Otros tantos solo estrechan sus manos. A la distancia, algunos sonríen.
Con la llegada de la comunión, el joven se separa del pilar, se pierde entre una de las tantas filas para la eucaristía y ya no regresará al lugar.
Un final emotivo: “He aquí la esclava del señor, hágase en mí según tu palabra”, dice el canto que acompañan con las palmas. Es el himno oficial de la Jornada Mundial de la Juventud, que ya conocen de memoria y que cantan con afán.
Terminado el himno, otra frase es gritada al unísono: “Esta es la juventud del papa”, y hacia allá va...
“Significa encontrar a Jesús a través del papa, es una gran experiencia y una gran oportunidad para los jóvenes del país y los centroamericanos, pues es un país cercano”. ROBERTO MACHUCA,
LAICO DELEGADO NACIONAL “La Jornada Mundial de la Juventud debe incidir positivamente en la vida social de nuestro país, que no sea una sociedad famosa por la violencia, sino por la verdad, la justicia y la paz”. JOSÉ LUIS ESCOBAR,
ARZOBISPO DE SAN SALVADOR