Mejorar la percepción ciudadana sobre el desenvolvimiento de la economía es un desafío que hay que tomar muy en serio
UHAY QUE IMPULSAR DINAMISMOS EFICIENTES PARA QUE EL EMPLEO SE MULTIPLIQUE DE VERAS. TAMBIÉN HAY QUE PROMOVER LA INVERSIÓN, SIN CORTAPISAS IDEOLÓGICAS DESFASADAS.
na de las áreas en que el interés de la ciudadanía está siempre presente y muy alerta porque toca nervios muy sensibles de la realidad personal y social es la que corresponde a la situación económica, conforme se va moviendo en el curso cotidiano. Y es que si la economía funciona bien y eso produce beneficios tangibles en la vida de la gente, la percepción de ésta tiende a ser positiva; y lo contrario se da cuando el movimiento económico es insuficiente o desorganizado. Por eso tener siempre a la mano lo que la población siente y piensa al respecto es de lo más ilustrativo para todos aquellos que toman iniciativas o impulsan acciones tanto en lo público como en lo privado. No hay que perder de vista que lo que en definitiva dinamiza o coarta el avance en los variados terrenos del quehacer nacional es el juego de las voluntades tanto ciudadanas como institucionales, y por eso en ningún momento hay que perder de vista cómo se va configurando y expresando dicho juego.
Dentro de tal perspectiva ubicamos el ejercicio de opinión que hacen periódicamente entidades como Lpgdatos, para ir al encuentro de lo que las personas se deciden a manifestar en coyunturas muy concretas. En el informe sobre “El Rumbo de la Economía de El Salvador” elaborado por Lpgdatos en lo que toca a este tránsito de 2018 a 2019, hay algunos signos de mejoría muy relativa en las apreciaciones recogidas, pero se mantiene la valoración pesimista sobre lo que pasa en general. En referencia al 2018 ya concluido, los salvadoreños siguen sintiéndose dominados por la insatisfacción que es fuente de desaliento, ya que el 75.9 de los entrevistados opinó que la economía estaba mal o muy mal.
Esto va conectado con apreciaciones de entidades tanto nacionales como internacionales; y así, para el caso, el Banco Mundial estima que nuestro crecimiento económico se mantendrá sin mayores avances, si es que éstos se producen, lo cual contribuye de manera notoria a la falta de esperanza y de confianza en lo que viene. Pero también hay que referirse al hecho de que estamos en campaña presidencial a punto de concluir, y eso hace que las percepciones se crucen, porque las simpatías políticas también colorean la opinión.
Lo que queda por hacer en todos estos campos es en verdad determinante para que se abran novedosas puertas de mejoramiento, que es lo que las personas más necesitan y demandan. Hay que impulsar dinamismos eficientes para que el empleo se multiplique de veras. También hay que promover la inversión, sin cortapisas ideológicas desfasadas. Y desde luego se requiere que figuras como los asocios público-privados den todo de sí, para bien del desarrollo.
Mucho se puede lograr si las ataduras de los viejos esquemas van quedando a un lado, ya inservibles. Es vital pensar, proyectar y actuar conforme a los lineamientos de una actualidad que no deja de mostrar sus habilidades transversales y sus virtuosismos creadores. Nosotros, los salvadoreños, tenemos que aprovechar lo que el presente nos ofrece, en lo nacional, en lo regional y en lo global, sin complejos ni prejuicios.
Y la elección que se avecina, ya con las horas contadas, debe ser una muestra de inteligencia ciudadana, para que la conducción que salga de ahí sea consistente con los intereses nacionales y esté comprometida con el buen juicio y con el buen gobierno.