Las convulsiones del mundo globalizado nos ponen a todos ante el desafío de sintonizar con la realidad global
Como nunca antes en las etapas anteriores a la actual, la dinámica mundial se ve constantemente convulsionada por situaciones de la más diversa índole, y en particular en los ámbitos de la interacción política, con efectos directos en todo lo demás. En los tiempos de la atrincherada bipolaridad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, si bien había una tensión permanente en los máximos centros del poder, ya se sabía que eso no iba a pasar a los extremos más devastadores, porque la guerra nuclear era una sentencia de destrucción para todos; hoy, sin embargo, cuando las escaramuzas del armamentismo nuclear son más luchas de prepotencia que amenazas reales, lo que impera con efectos más nocivos es la disputa por el predominio en los planos económicos y comerciales.
En esta era en que los diques fronterizos se van volviendo cada vez más porosos y transitables, la temática tradicional de las migraciones ha adquirido una significación crítica que está más candente que nunca. Grandes cantidades de gente que proviene de zonas donde las escaseces y los peligros proliferan buscan a toda costa las rutas hacia los países más desarrollados, y esta dinámica desbordante está generando conflictos constantes, como los que se dan en la frontera sur de Estados Unidos, donde se está dando el novedoso fenómeno de las caravanas de migrantes indocumentados. Esto le agrega un elemento tensional a esta situación que está más encendida que nunca por la virulenta actitud de rechazo por parte de la Administración estadounidense en funciones.
Lo que nadie puede hacer ante una coyuntura como la que hoy se vive en estos planos es desentenderse de lo que pasa, porque de alguna manera todos nos vemos envueltos en la problemática actual. Para el caso, en lo que a El Salvador se refiere, el gobernante de Estados Unidos viene anunciando por la vía virtual que siempre utiliza que nuestro país perdería la ayuda económica de la nación del Norte porque, según tal
ESTA ES UNA ÉPOCA EN QUE, CONTRASTANTEMENTE CON LO QUE ANTES OCURRÍA, NO HAY CÓMO QUEDARSE AL MARGEN SIN EXPONERSE A CONSECUENCIAS DE ALTO RIESGO.
criterio, El Salvador no está haciendo lo que le toca para frenar las olas migratorias. Esta es una apreciación que no responde a un análisis realista de los hechos, ya que dicho fenómeno tiene variados componentes, muchos de los cuales no pueden estar bajo control de las entidades gubernamentales, ni en los países de origen ni en los países de destino.
De todo lo que pasa hay que ir sacando conclusiones orientadoras para definir sin más tardanza una estrategia nacional que asimile le positivo y administre lo negativo. La dinámica globalizadora es un entramado de complejidades que hay que enfocar y analizar según lo que a cada país corresponde. Hay muchas oportunidades disponibles y a la vez se activan múltiples retos por enfrentar. Esta es una época en que, contrastantemente con lo que antes ocurría, no hay cómo quedarse al margen sin exponerse a consecuencias de alto riesgo.
En el centro de cualquier visión sobre lo que ocurre en el presente se halla instalada la expectativa sobre lo que puede venir de aquí en adelante, y no como experiencia focalizada sino como fenómeno que se da en todas las direcciones. Sintonizar con tal realidad es indispensable para no estancarse en el camino.