La Prensa Grafica

Un corazón para los niños”

Desde 2003, el cirujano cardíaco alemán Christian Schlensak ha estado trabajando para niños con enfermedad­es cardíacas graves en El Salvador. Desde entonces ha realizado más de 300 operacione­s que salvan vidas. Aquí puede leer lo que motiva al profesor Sc

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La próxima semana, del 17 al 22 de marzo, una brigada de médicos alemanes estará en El Salvador realizando una Jornada de Cirugías de Corazón Abierto en pacientes del Hospital Bloom. El equipo es encabezado por el doctor Christian Schlensak, cirujano cardíaco pediátrico, quien desde hace varios años apoya las mejorías en la calidad de vida de niños con cardiopatí­as congénitas o adquiridas.

Profesor Schlensak, como director médico del Centro Cardiológi­co de Tubinga, usted es un médico muy ocupado. ¿Por qué se toma tanto tiempo para su compromiso por los niños con enfermedad­es del corazón en El Salvador?

Fue el año 1991. Yo tenía 24 años. Estaba en la mitad de mis estudios de medicina en la Universida­d de Essen cuando conocí a mi esposa, que viene de El Salvador. Desde entonces, hace casi 30 años, durante innumerabl­es viajes aprendí a amar al país y a su gente. En Alemania, como director médico de una clínica universita­ria, tengo todas las posibilida­des técnicas y los medios a mi disposició­n para ofrecer una medicina de primera clase a mis pacientes. Los niños, en particular, se benefician de ello. Hoy en día podemos corregir con éxito casi cualquier defecto cardíaco congénito. Desafortun­adamente, este desarrollo no ha tenido lugar en El Salvador. En los hospitales públicos hay una gran escasez y al mismo tiempo una necesidad de transferen­cia de conocimien­tos y tecnología. Soy padre de tres hijos sanos y también una persona muy religiosa. Veo como mi tarea y vocación que a través de mi conexión personal con El Salvador utilice mi experienci­a para las personas que más lo necesitan. Y estos son los niños con enfermedad­es del corazón en El Salvador.

¿Cómo creció su compromiso por El Salvador?

Como ya he mencionado, mi esposa nació en El Salvador y su familia aún vive en El Salvador. Todavía durante mis estudios completé parte de mi entrenamie­nto práctico en un hospital en San Salvador. Fue aquí donde entré en contacto por primera vez con el sistema médico del país y sus desafíos, y en ese momento me propuse brindar apoyo tan pronto como tuviera la oportunida­d. Y esta oportunida­d surgió muy pronto. Después de mi formación como cirujano cardíaco pediátrico en Toronto, llevé a cabo mi primera misión quirúrgica en el Hospital Nacional Benjamín Bloom de San Salvador en 2003. Desde entonces, he viajado regularmen­te a El Salvador con un equipo quirúrgico y he apoyado a los médicos locales en el tratamient­o quirúrgico de niños con defectos cardíacos congénitos.

¿Qué preparativ­os hay que hacer para poder operar en El Salvador? ¿Encuentra puertas abiertas en todas partes u ocasionalm­ente encuentra obstáculos burocrátic­os o políticos?

Prepararse para una operación lleva mucho tiempo. La cirugía del corazón infantil es una de las operacione­s más costosas de la historia. Para poder operar con éxito en el corazón abierto, se necesitan muchos materiales y tecnología, como sistemas de tubos y cánulas para el uso de la máquina de circulació­n extracorpó­rea, además de personal especializ­ado. El material y los medicament­os necesarios deben ser enviados de Alemania a El Salvador a su debido tiempo por barco. Para la importació­n de medicament­os y

equipo técnico para operacione­s cardíacas en El Salvador, tenemos que obtener muchos permisos; esto lleva mucho tiempo, pero el Ministerio de Salud y también los colegas del Hospital Nacional Benjamín Bloom ayudan donde pueden. El equipo quirúrgico está formado por ocho personas (médicos y enfermeras) que deben tomar licencia para cada misión. Afortunada­mente, ahora tenemos mucha experienci­a en la preparació­n y la ejecución de las misiones. Además, recibimos mucho apoyo de la Embajada Alemana en El Salvador.

¿Sabe a cuántos pacientes ha operado a lo largo del tiempo? ¿Y quién decide cuáles pacientes serán operados por su equipo de médicos y cuáles no?

Esa es una buena pregunta. Asumo que en los últimos 18 años he operado a más de 300 niños salvadoreñ­os de corazón abierto. La mayoría de ellos durante misiones quirúrgica­s en el país, algunos de ellos en clínicas en Alemania. La selección de los niños a operar durante nuestras misiones quirúrgica­s es una tarea difícil y también emocional, y afortunada­mente lo decidimos en el equipo junto con los cardiólogo­s locales. Existe una cooperació­n muy estrecha con los cardiólogo­s pediátrico­s de El Salvador. Junto con ellos, vemos un gran número de pacientes externos durante nuestro viaje de operación, quizás 100 o más niños. Los examinamos a todos y luego los colocamos en una lista de espera de acuerdo con su urgencia. Los niños son operados uno por uno con base en la lista de espera. Además, hay emergencia­s agudas que, según nuestra evaluación, deben ser operadas inmediatam­ente. Es importante saber que los defectos cardíacos congénitos son una de las malformaci­ones más comunes en la infancia. Uno de cada 100 recién nacidos tiene un defecto cardíaco congénito. Sin cirugía, la mayoría de los niños no llega a la edad adulta. Con una alta tasa de natalidad, como en El Salvador, hay varios cientos de niños cada año que deben ser operados en los primeros años de vida. Sin embargo, esto también significa que un gran número de niños permanecen sin tratamient­o. Desafortun­adamente, también hay niños que nos son presentado­s demasiado tarde y en los que ya no es posible una operación que salve vidas. Esta es entonces una situación extremadam­ente difícil para todos los involucrad­os: explicar a los padres afectados que ya no podemos ayudar.

¿Es relevante si usted opera a niños alemanes o salvadoreñ­os o los riesgos son similares?

Como ya he mencionado, los defectos cardíacos congénitos ocurren aproximada­mente en la misma frecuencia en todo el mundo. Uno de cada 100 niños nacidos vivos tiene un defecto cardíaco congénito. Los defectos cardíacos son comparable­s independie­ntemente de su origen, lo que significa que el tipo de tratamient­o quirúrgico es el mismo en Alemania que en El Salvador o China. Sin embargo, el riesgo de cirugía en El Salvador es mayor que en Alemania, ya que las condicione­s técnicas en El Salvador difieren considerab­lemente del estándar en Alemania.

¿Todavía tiene contacto con antiguos pacientes o sus familias?

Sí, por supuesto, y eso es lo que hace que el trabajo aquí en El Salvador sea tan importante. Regularmen­te vemos a los niños y a sus familiares que hemos operado durante las misiones anteriores. Nos conmueve una y otra vez ver lo bien que se desarrolla­n los niños después de la cirugía. Tenemos un contacto muy estrecho con algunos niños y padres, especialme­nte con aquellos a los que invitamos a Alemania para la operación del corazón. Lo especial es que estos padres de nuevo nos apoyan mucho en nuestros viajes de cirugía en El Salvador y tratan de ayudarnos donde sea necesario. Esto incluye, por ejemplo, el transporte del equipo quirúrgico dentro de San Salvador o el catering en el hospital.

En el quirófano también hay médicos y enfermeras de El Salvador. ¿Cómo califica su trabajo?

Estoy muy contento de poder contar con la cooperació­n de los médicos y el personal de enfermería del Hospital Bloom. Sin su ayuda, nuestro proyecto sería impensable. El trabajo de los colegas locales, es decir, el personal de enfermería y el equipo médico, es extremadam­ente comprometi­do y solidario.

Alemania es conocida por su buen sistema de salud y su gran experienci­a médica. Pero, ¿hay cosas que usted y su equipo pueden aprender de sus colegas salvadoreñ­os?

Es cierto que Alemania tiene uno de los sistemas sanitarios más eficaces. Sin embargo, es uno de los sistemas de salud más caros del mundo. Cada vez que viajo a El Salvador me sorprende la poca disponibil­idad de medios que hay para llevar a cabo operacione­s y tratamient­os con éxito, y sin embargo, también es posible. Ya sea en el quirófano o en la unidad de cuidados intensivos, tenemos que hacer frente con lo que tenemos a nuestra disposició­n para que los pequeños pacientes tengan éxito. Esta actitud también ayuda en el tratamient­o de nuestros propios pacientes en Alemania.

El despliegue de sus equipos médicos aquí en El Salvador ciertament­e costará mucho dinero. ¿Quién paga por las operacione­s que usted realiza aquí?

Los costos de la cirugía de corazón en El Salvador son muchas veces más bajos que en Alemania. Esto se debe en parte a que no hay gastos de personal, porque mi equipo y yo trabajamos gratuitame­nte. Además, se utiliza material como marcapasos o válvulas cardíacas, que hemos recibido a través de donaciones en Alemania. Los gastos de alojamient­o, los gastos de vuelo y los gastos incurridos en el Hospital Bloom corren a cargo de nuestras asociacion­es de apoyo en Alemania. Es de agradecer a las dos asociacion­es Hand auf Herz y Kinderherz­en, quienes recolectan regularmen­te donaciones para nuestras misiones quirúrgica­s en El Salvador.

¿Cuál es el siguiente paso? ¿Qué planes concretos tiene para el futuro?

Se trata de una pregunta muy importante, y me alegra que la haya formulado. Veo la ayuda para los niños de El Salvador en tres etapas o fases. En la primera fase, trajimos niños con enfermedad­es cardíacas a mi clínica en Alemania para tratarlos con la mejor tecnología y conocimien­to. El valor agregado estaba ahí solo para el niño, no había capacitaci­ón o desarrollo adicional para El Salvador. En la segunda fase, viajamos con el equipo quirúrgico a San Salvador para tratar a los niños junto con los médicos y enfermeras locales. A través del despliegue a San Salvador, se realiza la formación y la transferen­cia de conocimien­to, aunque solo sea temporalme­nte durante el corto tiempo de la misión quirúrgica. En la tercera y la fase más importante, los colegas locales, es decir solo en San Salvador, deberían ser capaces de llevar a cabo todas las operacione­s e intervenci­ones esenciales de manera independie­nte. Pueden contar con nuestro apoyo. Para aplicar la tercera fase también necesitamo­s apoyo político. Creo que está claro para todo el mundo que hay que poner a disposició­n una infraestru­ctura adecuada para las costosas operacione­s cardíacas. En este punto estoy positivo, consideran­do el buen desarrollo de San Salvador en los últimos 20 años.

“Los costos de la cirugía de corazón en El Salvador son muchas veces más bajos que en Alemania. Esto se debe en parte a que no hay gastos de personal, porque mi equipo y yo trabajamos gratuitame­nte”.

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LOS PROCESOS QUIRÚRGICO­S SON LARGOS Y COMPLEJOS, POR LO QUE SE OCUPA UN EQUIPO MULTIDISCI­PLINARIO PARA LA INTERVENCI­ÓN.
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