Se hace imperioso aprovechar lo que el tiempo presente nos ofrece, poniendo en acción la creatividad actualizada
Cuando ponemos la vista sobre lo que podría ser la mejor forma de enfocar el trabajo gubernamental en las condiciones actuales de nuestro proceso democrático, lo que salta de inmediato al tapete es la necesidad de contar cuanto antes con los insumos y con los mecanismos que posibiliten el aprovechamiento del tiempo por venir, que sin duda desde la perspectiva de este momento se halla cargado de indefiniciones y de incertidumbres. Como es patente de manera inequívoca, lo que hay que poner en juego por parte de todos los actores nacionales es la inteligencia proactiva, que nos pueda conducir hacia las mejores metas de país.
Puestos en ese plano, se hace más imperioso que nunca mover voluntades hacia el logro de un plan de nación que cuente con el consenso más amplio posible, y volvemos, como tantas otras veces en el curso de los años anteriores, a enfatizar la necesidad y la obligación de abocarnos todos, sin exclusiones ni discriminaciones de ninguna índole, al esfuerzo de identificación de lo que toca hacer en el momento actual y de lo que tendría que ponerse en marcha para que eso que hay que hacer se vaya convirtiendo en dinámica procedente.
Hoy que está por iniciarse un nuevo período presidencial, y considerando que el presidencialismo imperante desde siempre en nuestro medio tiene un perfil protagónico de muy alto relieve, es más que oportuno presentar esta tarea de proyección de país como un punto de partida que permitiría ir abriendo espacios de realización nacional en línea sucesiva.
Por eso, en vez de hacer de entrada un simple ejercicio de enumeración de tareas concretas en las áreas más sensibles de la problemática nacional, se tendría que definir la plataforma sobre la cual dicha función especificadora podría verdaderamente hallar sustento orientador. Lo que debería quedar atrás, en cualquier caso, es la desafortunada tendencia al menudeo de las iniciativas y al goteo de los esfuerzos.
Si en este momento de nuestra evolución se
TODO SEA AL SERVICIO DE LA POBLACIÓN, DE SUS NECESIDADES Y DE SUS ASPIRACIONES LEGÍTIMAS. SÓLO ASÍ SE PODRÁ DECIR CON PROPIEDAD QUE SE ESTÁ ACTIVANDO LA REINGENIERÍA SOCIAL SIN DEMAGOGIAS NI FALSOS ESQUEMAS POPULISTAS.
hiciera efectivamente visible el empuje concertado para darles tratamientos eficaces a los problemas nacionales más decisivos, eso sin duda crearía de inmediato un clima proclive a la confianza y a la estabilidad, que son dos factores cruciales para que el país vaya entrando en fase de recuperación progresiva. A estas alturas, lo que ya no puede ni debe haber es desperdicio de tiempo en confrontaciones inútiles y en atrincheramientos estériles. Auspiciosamente, hay algunas señales que apuntan en la buena dirección.
Habría que animarse, con todas las fuerzas disponibles y con todas las lecciones acumuladas en el tiempo, a entrarle de lleno a la complejísima agenda del desarrollo, que debe ser establecida lo más pronto posible y dentro del esquema de los entendimientos que buscan servirle al bien común, como debe ser dentro de la lógica democrática que se precie a sí misma.
Todo sea al servicio de la población, de sus necesidades y de sus aspiraciones legítimas. Sólo así se podrá decir con propiedad que se está activando la reingeniería social sin demagogias ni falsos esquemas populistas.