La Prensa Grafica

Apoyo internacio­nal contra la corrupción

- Roberto Rubio-fabián opinion@laprensagr­afica.com COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

En los últimos años El Salvador experiment­ó importante­s avances en la lucha contra la corrupción e impunidad, en buena medida gracias a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), su Sala de lo Constituci­onal y su Sección de Probidad, junto con la Fiscalía General (FGR), y en cierta medida el Instituto de Acceso a la Informació­n Pública (IAIP). Sin embargo, desde hace más de un año esa institucio­nalidad se ha venido debilitand­o. En efecto, los casos de Probidad dentro de la CSJ se han estancado, en el IAIP hay mayor control partidario, y los cambios en la FGR todavía son de pronóstico incierto. Mientras tanto, la Corte de Cuentas y el Tribunal de Ética Gubernamen­tal siguen con su histórico rol complacien­te con la corrupción.

En ese contexto, se ha reavivado la idea de instalar en el país una Comisión Internacio­nal contra la Impunidad (CICIES). Hasta el momento, un “debate” contaminad­o por las dinámicas político/electorale­s, lleno de simplicida­d y dualismo donde predomina el “CICIES sí o CICIES no”, entre buenos y malos, así como impregnado de desinforma­ción y prejuicios, donde la CICIES es el cielo y la salvación, o el infierno y la condena. Un envase prácticame­nte vacío de sustancia.

De ahí la importanci­a de iniciar un debate ciudadano que pueda contribuir a darle buen contenido a una instancia de apoyo internacio­nal contra la corrupción, llámese o no CICIES. Lo importante es ver nacer la criatura sana y robusta antes de bautizarla.

La ciudadanía organizada y pertinente debe promover un debate serio, informado y continuo sobre los principale­s temas y componente­s que debería contener una instancia de apoyo internacio­nal: su naturaleza, su alcance, sus principios, su sustento legal nacional e internacio­nal, su delimitaci­ón temática, su mandato o rol, su relación con las institucio­nes nacionales de control, su período, su conformaci­ón, sus mecanismos independie­ntes de participac­ión ciudadana, su ejercicio de rendición de cuentas. Esto ayudará a despejar prejuicios, temores o intereses oscuros que puedan existir entre sus detractore­s o promotores.

Todo ese debate y las propuestas ciudadanas que surjan de él serán importante­s insumos para que tanto el próximo Gobierno como la Asamblea Legislativ­a tengan mejores elementos para los procesos de toma de decisiones en la materia. Un debate sano que apunte a una instancia internacio­nal de apoyo imparcial e independie­nte del propio gobierno, de los partidos políticos y grupos económicos; apegada a la Constituci­ón, a las leyes secundaria­s, y en sintonía con las Convencion­es Internacio­nales contra la Corrupción de las que El Salvador es signatario; respetuosa del mandato constituci­onal que otorga a la Fiscalía el monopolio de la investigac­ión del delito, pero contribuye­ndo con personalid­ad a esta; impulsando no solo el combate sino también la prevención de la corrupción; fortalecie­ndo y transfirie­ndo conocimien­to/capacidade­s a nuestras institucio­nes de control; con plazos de salida; con participac­ión ciudadana independie­nte del gobierno de turno, etcétera.

Transparen­cia Internacio­nal (TI), y su capítulo nacional FUNDE, han venido expresado desde hace varios meses de la necesidad de contar con una instancia internacio­nal de apoyo al combate a la corrupción, sobre todo cuando nuestra institucio­nalidad está dando muestras de debilitami­ento, y sus estructura­s todavía dependen mucho de los titulares que pasajerame­nte las presiden. En consonanci­a con ello, TI/FUNDE, junto con otras organizaci­ones, impulsarán el debate en torno a la elaboració­n, implementa­ción y vigilancia de tal instancia internacio­nal de apoyo.

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