La Prensa Grafica

El papa llama a superar el miedo, durante su homilía en la Vigilia Pascual

El pontífice Francisco lamentó que a veces las personas crean “con resignació­n que la muerte es más fuerte que la vida”.

- Ciudad del Vaticano/efe mundo@laprensagr­afica.com

El papa Francisco hizo ayer un llamamient­o para que los seres humanos superen el miedo, la cerrazón y la desolación, elementos que acaban con la esperanza, durante la homilía que pronunció en la Vigilia Pascual de este Sábado Santo. El pontífice pidió que las personas pasen “de la cerrazón a la comunión, de la desolación a la consolació­n, del miedo a la confianza”, durante este rito de Semana Santa que se celebró en una Basílica de San Pedro repleta de fieles.

La ceremonia comenzó a las 20:30 hora local (12:30 hora de El Salvador) con la basílica totalmente en penumbra y en silencio, para conmemorar el dolor de la muerte del Señor. El rito dio inicio con la bendición del fuego y después el papa incidió con un punzón sobre el cirio pascual, símbolo de Cristo, “Luz del Mundo”. Grabó una cruz y también la primera y la última letra del alfabeto griego –alfa y omega–, junto con las cifras del año en curso.

Lo hizo mientras pronunciab­a a la vez en latín: “Christus heri et hodie, Principium et Finis, Alpha et Omega, ipsius sunt tempora et saecula. Ipsi gloria et imperium per universa aeternitat­is saecula” (Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. A Él pertenece el tiempo y los siglos, a Él

“Preferimos permanecer encogidos en nuestros límites, encerrados en nuestros miedos. Es extraño: ¿por qué lo hacemos?” PAPA FRANCISCO, DURANTE LA VIGILIA PASCUAL

la gloria y el poder por los siglos de los siglos). Después, Jorge Bergoglio recorrió en procesión la basílica en total oscuridad, en representa­ción de la ausencia de luz tras la muerte de Jesucristo, mientras los fieles iban encendiend­o poco a poco las velas que habían llevado a la ceremonia, con la llama procedente del cirio pascual.

El papa llegó momentos después al altar mayor, la basílica se iluminó y un diácono comenzó entonces el canto del “Exultet”, el himno pascual, un recorrido sintético de la historia de la salvación. El papa dedicó su homilía a hablar de las que llamó cuatro grandes piedras de la vida de los seres humanos, “contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativ­as: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad”.

“A menudo la esperanza se ve obstaculiz­ada por la piedra de la desconfian­za. Cuando se afianza la idea de que todo va mal y de que, en el peor de los casos, no termina nunca, llegamos a creer con resignació­n que la muerte es más fuerte que la vida y nos convertimo­s en personas cínicas y burlonas, portadoras de un nocivo desaliento”, sostuvo. “Piedra sobre piedra, construimo­s dentro de nosotros un monumento a la insatisfac­ción, el sepulcro de la esperanza. Quejándono­s de la vida, hacemos que la vida acabe siendo esclava de las quejas y espiritual­mente enferma. Se va abriendo paso así una especie de psicología del sepulcro: todo termina allí, sin esperanza de salir con vida”, añadió.

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La madre de las vigilias. El Papa Francisco dirige la misa de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.

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