Lucía Figueroa, a una semana de su debut en España
Distrito Federal, c. 1940. Don Gastón Suplice finalmente ha logrado procrear un descendiente, y a pesar de no soportar a los niños, lo criará con todos los lujos que su caudal le permita hasta hacer de él un auténtico júnior. Mientras su padre se dedica a los negocios con habilidad de tiburón, el muchacho vive la vida loca en compañía de niñas popis y ricos herederos, pero también de algunos proletarios con quienes descubre que México es más grande que esa burbuja de abundancia y desenfreno que lo rodea. Entre los hijos de la Revolución solo uno permanece personificando el lado oscuro de la primera generación del «México moderno»: Bernabé Jurado, auténtico Abogado del Diablo, corrupto y rapaz hasta el exceso, depravado y vicioso. Fue capaz, sin embargo, de cobijarse entre los «pechos privilegiados» de la política y la sociedad en ascenso a lo largo del siglo XX. Espía, organizadora de grupos de mujeres, correo y patrocinadora de la gesta de independencia hasta el grado de sacrificar su fortuna personal, Leona Vicario enfrentó la persecución de las autoridades virreinales, la miseria y la censura familiar y social. Luchó al lado de los oprimidos, los pobres y, en algunas ocasiones, de los vencidos; nunca se rindió ni acudió al indulto y perdón de la Corona. Al lado de su esposo, Andrés Quintana Roo, y otros grandes insurgentes, compartió el triunfo de la causa. Profundamente fiel a los principios de la Revolución, de una belleza y una astucia incomparables, Marieta es una mujer liberada que disfruta con la misma intensidad del sexo y de las armas. Su papel es imprescindible en el grupo de soldaderas de Pascual Orozco: utilizando sus encantos, obtendrá información de vital importancia para su bando revolucionario.
Moctezuma. “Me gustó trabajar con las dudas porque cuando se casa con Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, no sabe cómo llamarlo, si tío o esposo. Esa relación es histórica, está documentada y me pareció atractiva por la parte incestuosa”, cuenta el escritor al referirse al matrimonio de la joven con el hermano de su padre para preservar la cúpula del poder. Con Cuitláhuac tiene Tecuichpotzin una relación de amor y al morir el guerrero víctima de la viruela acepta casarse con Cuauhtémoc, el último gobernante Azteca. “Ella admira a Cuauhtémoc, príncipe tlatelolca, pero no creo que haya sentido ningún enamoramiento con él”, dice Aguirre al hablar de la relación que antecedió a la violación de la princesa por parte de Cortés, de quien tuvo una hija. La novela cuenta con un lenguaje ameno cómo la joven se convierte en protagonista de la defensa de su pueblo y atestigua la destrucción de su mundo. Obligada a casarse con tres españoles y llamada Isabel, lucha por mantener su reconocimiento como mujer de la nobleza indígena y llega a ser una persona influyente en la sociedad, madre de siete hijos. “La historia me fascina desde niño y dormí con la historia durante 27 años porque estuve casado con una de las historiadoras más prominentes de América Latina, Gisela von Wobeser. Aprendí mucho a través de ella y de grandes historiadores que iban a casa. La historia la llevo en la sangre, pero no soy historiador, soy escritor y nada más”, aclara. Luego de documentarse con más de 30 libros, el autor recreó con su escritura el ambiente de México-tenochtitlan, capital mexica, construida en un islote sobre la laguna, con calzadas cuya belleza está documentada y es expuesta en la obra de ficción. La estancia de la hija de Moctezuma en Iztapalapa con su primer marido sirve para describir los hermosos jardines de la zona y las costumbres de la época alrededor de las flores y las plantas, otro de los aciertos de la novela que puede tomarse como texto para reafirmar de manera gozosa los conocimientos de historia de México. Eugenio Aguirre tiene escritas más de 50 novelas, y varias giran alrededor de las mujeres como “La suerte de la fea”, “Pasos de sangre” o “Marieta, no seas coqueta”, una de las más recientes. “La mujer ha desempeñado un papel fundamental como aglutinadora y protectora de los débiles en la familia. Me parece admirable ese ser que es la mitad de la humanidad en todos los sentidos; en general ellas saben transpolar la ternura y el cariño en sus decisiones”, insiste.
El próximo domingo, la bailarina salvadoreña debutará como la principal del Tango Woman Ballet, en Palma de Mallorca, España.
¡Intensidad!
La cuenta regresiva está en la recta final y el equipo de “Pasodos Dance Company”, en Palma de Mallorca, continúa afinando todos los detalles del Tango Woman Ballet, en el que la salvadoreña Lucía Figueroa será la protagonista.
“Esta experiencia es fantástica. Lo que me gusta es que, a diferencia de lo que hago en un ballet clásico, esta obra es una producción original de la compañía y es la segunda vez que se reproduce
luego de 15 años”.
“La obra está compuesta por cuatro cuadros, cada uno diferente con el otro. El primero es técnico y clásico en las figuras, se trabaja con dos barras en el escenario y hay mucho trabajo ahí. Luego el segundo es neoclásico, el tercero es contemporáneo y el cuarto es tango”, reveló.
Figueroa comentó que ha recibido clases de tango para ponerse a tono con los “10 tangueros profesionales” que participarán. “Estoy muy feliz porque he participado de todo este proceso creativo”, completó la bailarina.