“DEBEMOS HACER LEYES QUE PROTEJAN A LOS BAILARINES”
Alcira Alonso
AÑOS DE EXISTENCIA TIENE LA FUNDACIÓN BALLET EL SALVADOR. DE SUS FILAS SURGEN ARTISTAS DE LOS MÁS DESTACADOS.
Llegó a El Salvador en el año 1961 para trabajar con la Escuela Nacional de Bellas Artes y se quedó para siempre. Hoy tiene 92 años y dice que este país es el suyo y, en estos días que su paso se está “aligerando”. Mantiene las esperanzas de que en un futuro próximo la realidad de los bailarines cambie.
Alcira Alonso, oriunda de Buenos Aires, Argentina, y directora de la Fundación Ballet El Salvador, es una mujer tan admirada como incansable que, con ocasión del Día Mundial de la Danza, considera que los artistas locales necesitan ser tratados como profesionales y ser protegidos por las leyes.
Directora de la Fundación Ballet El Salvador
“Hay algo que me preocupa mucho con el bailarín nacional, (y es que) con excepción de los que tienen un trabajo con los gobiernos, (el resto) no tienen, como decimos en mi país, dónde caerse muertos”, introduce Alonso a manera de crítica.
“No tienen leyes sociales que los protejan, no tienen derechos de otro tipo que (sí) los tienen otros trabajadores. Porque (el bailarín) es un trabajador del arte”, sostiene Alonso.
La argentina considera que esto se debe a muchos factores, pero esencialmente a que el bailarín salvadoreño “es muy conformista”.
“Los únicos privilegiados son los que tienen suelditos en el Gobierno, ¿pero los demás? No tienen nada. No tienen derechos jubilatorios”, apunta Alcira, que considera que a los 40 años, como en Argentina, el artista profesional ya va de salida. “Tiene que hacerse una ley especial”, dice.
LA PASIÓN SUPERA AL TALENTO
Pero no solo es el amparo legal de lo que carece el artista; al menos, los que a Alcira gustan pues, a lo largo de su carrera, ella ha sido reconocida por la exigencia y búsqueda de la perfección, pero también por enseñar y ponderar la pasión a sus alumnos.
Así, cree que entre los bailarines solo trascenderá aquel que realmente viva lo que baila.
“De algo me envanezco y (eso es) que gracias al trabajo que hicimos con la fundación se habla de ballet (en El Salvador)”, dice en fuerte voz.
“Si vos analizás, antes no se hablaba de ballet”, apunta. “No es que me quiera engrandecer, yo vine con una finalidad (en los 60), (por) algo que amaba y es que, si no tenés pasión por lo que vas a hacer, no te metas, no podés esperar”, completa.
Así, Alonso, que pide disculpas para referirse a las épocas pasadas como “mejores” para el desarrollo del arte, espera que antes que su llama se extinga, su voz y labor se tomen en cuenta.