Capaces de cambiar el mundo
Julián de Zubiría es un experto en educación a nivel latinoamericano. En Bogotá es el director del Instituto Alberto Merani, que ofrece educación personalizada de alto nivel. Sobre la encuesta, comentó que sus resultados dejan ver tres cambios fundamentales de las Generaciones Z y Y frente a las anteriores: “Viven en un mundo de pantallas interconectadas, provienen de familias más diversas, más pequeñas y flexibles, y tienen mayores niveles educativos”. Y argumenta: “Como han vivido en un mundo tan flexible, respetan y valoran la diversidad. Como tienen amplio acceso a la información y mayor educación, tienden a ser más independientes y a rechazar en mayor medida la corrupción, que es mucho más visible en estos tiempos y medios. Así mismo, se han desencantado un poco de la clase política y los gobiernos, y parcialmente, de la Iglesia que ha estado cerca del poder”. Pero estas influencias no implican el riesgo de caer más fácilmente en posturas populistas de derecha y de izquierda, “porque creen menos en las instituciones y eso lo aprovechan los extremos en la política”, a juicio del experto. Por su parte, Olga Albornoz, profesora de la Universidad del Rosario y expresidenta de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, es clara en decir que estos resultados ratifican que las generaciones jóvenes, al estar inmersas en un mundo digital, interconectado y funcional, tienen un pensamiento más universal, lo que les permite proyectarse más en términos de sociedad, de valores universales y de un sentido de servicio. Albornoz insiste en que no hay que equivocarse con falsas ideas que relacionan a los jóvenes con la carencia de información, la falta de compromiso a participar y la incapacidad para realizar actividades de corte sociocultural, en razón a que a las nuevas generaciones les interesa estar conectadas y, a través de esas tecnologías, buscar soluciones a problemas generales y no tanto personales y particulares. “Si las antiguas generaciones no han encontrado la forma de cambiar el mundo, los muchachos de hoy, tienen la capacidad de hacerlo bajo tres premisas: concebir al mundo como un lugar en el que tienen que caber todos, el respeto por los elementos del planeta de uso común y el desdén por las instituciones atávicas y de proyección local”, dice Albornoz. Para la muestra, insiste la especialista, está que lo hecho por generaciones de mayor edad apenas sirve como referencia para que los jóvenes busquen, de verdad, las respuestas que requiere el mundo de hoy.