Cuidado con la basura
En abril del presente año terminan los contratos de varias municipalidades del AMSS y de otras del interior del país con MIDES, esto significa que las alcaldías tendrán que establecer nuevos convenios de gestión de desechos y los mercaderes de la basura no pierden la oportunidad para hacer dinero. MIDES está tratando de “convencer” a alcaldes y alcaldesas de continuar con los mismos arreglos económicos del pasado, los cuales han sido altamente onerosos para las alcaldías, ya que las ha dejado sin recursos para desarrollar proyectos sociales. Además de lo económico, los botaderos de basura como el de MIDES son altamente contaminantes de mantos acuíferos y de comunidades aledañas, por no seguir protocolos adecuados de recubrimiento de desechos y manejo de lixiviados.
Unas alcaldías han buscado nuevos territorios para disponer de sus desechos, como Salinas de Ayacachapa, donde el botadero construido transformó una quebrada de agua limpia en una cloaca maloliente, afectando severamente a los habitantes locales. El COAMSS está recibiendo propuestas para incinerar los desechos, lo cual ocasionaría un grave problema de contaminación del aire como nunca lo hemos tenido.
Lo que cuesta comprender es por qué razón las alcaldías no tratan de resolver el problema de los desechos de una vez por todas. Hay que comenzar diferenciando los desechos de la basura, el desecho es lo que no se puede evitar que ocurra, como las cáscaras de una fruta o algunos sobrantes de metal, pero que pueden regresarse a la tierra o a un proceso industrial. Basura son aquellos desechos que no se incorporan al ciclo, se amontonan en algún lugar y dan problemas. Entonces, el camino lógico a seguir debería ser desarrollar una estrategia a nivel de país de CERO BASURA, esto significa que todos los desechos deberían ser incorporados a la tierra o algún proceso industrial, de manera que no haya basura en ninguna parte.
Para operativizar este concepto de CERO BASURA es necesario que los desechos se entreguen en forma separada. Una parte debe comprender los desechos orgánicos que pueden convertirse en abono (compost), ya sea a nivel local, comunitario o en los mercados y el compost producido puede venderse, incorporarse a programas de arborización o utilizarse para rehabilitar suelos degradados. Una segunda parte debe estar compuesta de materiales que se pueden reciclar industrialmente como papel, cartón, metales, vidrio y plástico y se podría permitir que las personas que los recolecten puedan obtener un beneficio económico con la venta. Una tercera parte sería lo que no se puede compostar ni reciclar y podría definirse como basura y llevarse a disposición final a un relleno sanitario; sin embargo, la producción de basura debe desmotivarse hasta hacerla desaparecer.
Simultáneo a la entrega separada de desechos y su aprovechamiento adecuado deben seguirse otros procesos. Se debe establecer legislación que exija a los productores de artículos reducir al mínimo aquellos desechos que no se pueden reciclar y buscar la manera de hacerlos desaparecer en un tiempo prudencial y así no tener basura. Así mismo se debe reducir al mínimo aquellos desechos que son producidos en grandes cantidades comenzando por prohibir aquellos que no son necesarios o fácilmente reemplazables como plásticos de un solo uso y desechables.
A las empresas generadoras de desechos se les debe aplicar la responsabilidad extendida del productor, lo cual significa que deben estar obligadas a recibir los desechos generados de sus productos y pagar a las alcaldías el procesamiento de estos cuando sea posible, esto motivaría por ejemplo a utilizar baterías recargables, en vez de las que se botan después de usarlas. Las alcaldías deberían suministrar a las personas los recipientes para colocar sus desechos, esto permitiría establecer tasas adicionales a las personas o instituciones altamente generadoras de desechos y crear incentivos para reducirlos. Si no gestionamos adecuadamente los desechos vamos a terminar ahogados en nuestra propia basura.