PRODUCCIÓN LOCAL PARA
El modelo de escuelas sostenibles nació en Brasil y en El Salvador lo impulsa la FAO. Busca promover la producción y compras locales para apoyar a los agricultores y para mejorar la calidad de la comida en los centros escolares.
El modelo de escuelas sostenibles consiste en impulsar compras locales en los centros educativos y desarrollar así un mercado para la agricultura familiar y obtener productos de mejor valor nutricional para los niños. Inició en 2014 con nueve centros, ahora son 280 a nivel nacional. El proyecto lo lleva a cabo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que tiene como meta escalonarlo a las 5,000 escuelas del país.
Fue Brasil quien desarrolló el modelo y este se ha replicado en varios países. La FAO asegura que esto ha contribuido a mejorar el problema de sobrepeso y obesidad en la niñez.
Además de las compras locales, busca que toda la comunidad educativa se integre con la adopción de menús saludables y la implementación de huertos escolares pedagógicos.
“Desde nuestra cooperativa podemos proveer a las escuelas para darles de comer a los niños, con la producción de acá también vendemos en otros mercados y así podemos mantener a nuestra familia y darle trabajo a la juventud de nuestra comunidad”, expresó Jackeline Hernández de
Guzmán, socia de la cooperativa Kutahat, en el occidente del país.
El asocio de los productores ha resultado en la creación de hasta 49 puestos de trabajo, en una zona donde el empleo se había limitado a la caña de azúcar y a ser jornalero en fincas privadas.
La cooperativa ha logrado diversificar y ampliar su oferta de frutas y hortalizas. “Acá se cultiva chile verde, cebollín, mora, tomate, rábano, güisquil, mora, pepino, ayote”, expresó Camilo Shul, presidente del asocio.
El representante de la FAO en El Salvador abogó porque se replique el modelo y se llegue a más escuelas. Para la agencia de Naciones Unidas, se debe consolidar la apuesta por la agricultura familiar. “Debemos recordar que nuestros agricultores familiares son los que nos dan de comer todos los días en nuestras mesas”, aseveró.