Habilitan nuevo carril en Los Chorros
OCCIDENTE
Las autoridades habilitaron un cuarto carril. Desde este día, los horarios de circulación serán de 5:00 a. m. a 8:00 a. m.: tres carriles de occidente a Santa Tecla y un carril de Santa Tecla a occidente. Por la tarde de 5:00 p. m. a 8:00 p. m.: tres carriles de Santa Tecla a occidente y un carril de occidente a Santa Tecla. En los tiempos que corren, la preocupación ambiental se ha venido volviendo un factor cada vez más vivo y presente en todas las latitudes y en todas las agendas. Este es un signo inequívoco del cambio evolutivo que se está haciendo sentir con una intensidad sin precedentes. En épocas anteriores, sin hacer mayores análisis prevalecía la impresión de que las cosas en el mundo real se manejaban por su cuenta y que la intervención humana al respecto era más un impulso de creatividad que un imperativo de necesidad; pero el fenómeno real ha tenido muchos giros en el tiempo presente, y uno de esos giros, de seguro el más dramático, es el que corresponde al desempeño novedoso de una humanidad que empieza a tener conciencia activa y proactiva de sus responsabilidades de supervivencia.
La globalización está teniendo, sin duda, un papel muy movedor, removedor y conmovedor en ese orden. Es como si el telón del escenario, que antes se abría en forma de rendijas, estuviera hoy abierto las veinticuatro horas del día, y en su totalidad. Los seres humanos no estábamos acostumbrados a esto, y por eso padecemos hoy vértigos reiterados y sensaciones de inestabilidad con tintes desconocidos. La realidad no sólo nos está pasando facturas en forma de sustos sino que también lanza advertencias en forma de amenazas. Al estar las cosas en ese plan, los habitantes de esta hora del tiempo tenemos novísimas y novedosas pruebas por procesar. En abierto contraste con lo que parecía en épocas inmediatamente anteriores, hoy los principales peligros no provienen de las fuerzas organizadas con poder superior, sino de todos los factores que se mueven en los diversos terrenos del mapamundi tanto geográfico como sociopolítico, y que forman una especie de colectividad de impulsos incontrolables.
En lo que se refiere a la Naturaleza y nuestra relación con ella, que no sólo es componente vital de nuestra vida sino el hogar originario de nuestro ser como humanos en la tierra, en el aire y en el agua, lo que hemos venido haciendo es tratarla con irresponsabilidad inmisericorde. Ahora nos hallamos frente a los efectos asfixiantes de tal proceder. No queda más que reordenar nuestra conducta, reconociendo de entrada que no somos seres superiores, como hemos venido creyendo, sino entidades copartícipes del misterio natural. ¡Gracias, Madre y Hermana Naturaleza, por darnos esta última oportunidad de demostrar que somos simples seres racionales!
El ambiente familiar, el ambiente social, el ambiente comunitario y el ambiente político también están urgentemente necesitados de reconversiones depuradoras y promotoras de sostenibilidad saludable. En síntesis, la humanidad y cada uno de sus integrantes a lo largo y a lo ancho del mapamundi tenemos que asumir nuestra auténtica condición de obreros del destino tanto natural como humano, que en definitiva tienen la misma esencia y la misma trascendencia. Si no hay agua pura para beber ni aire limpio para respirar, ¿cómo vamos a sobrevivir? Si no hay lazos de convivencia bonancibles ni programas de inspiración anímicamente renovadora, ¿de qué manera podríamos asegurar nuestra continuidad constructiva en el tiempo?
Recordemos, porque estamos tentados a dejarlo al margen a cada instante, que somos seres de tránsito con la misión de dejar herencias permanentes. No puede ser casual que estemos aperados de conciencia, de voluntad y de visión. Puede ser que haya otra vida después de esta, pero eso se verá en su momento; lo que nos toca de inmediato es asumir las tareas del momento, que son suficientemente fundamentales para requerir toda nuestra dedicación existencial.
Mañana será otro día, aquí y allá. Entre tanto, que la luz y la oscuridad que están rodeándonos nos sirvan de poderosos estímulos en el afán de cada minuto. Y que los distintos ambientes que nos sirven de escenario vital reciban todo el cuidado devoto y pormenorizado que merecen, para que la vida pueda darlo todo de sí, como es su vocación primigenia, desde que el mundo es mundo. Que el fuego interior les sirva al aire, al agua y a la tierra de ejemplo magistral.