La Prensa Grafica

El estímulo a la inversión sólo podrá activarse de veras cuando la normalidad en el país sea segura y estable

-

STEMAS COMO EL DE LOS INCENTIVOS ECONÓMICOS Y EL DE LAS FACILIDADE­S OPERATIVAS DEBEN ACTIVARSE CON CREATIVIDA­D Y CON AUDACIA COMPETITIV­A.

i algo es vital para que nuestro país despegue con un crecimient­o económico y una reanimació­n social verdaderam­ente significat­ivos es que se vaya dejando definitiva­mente atrás el estado de insegurida­d generaliza­da que venimos padeciendo desde hace tanto tiempo y que emerja con ímpetu de permanenci­a un ánimo de progreso que pase de los deseos a las realidades. El Salvador tiene múltiples condicione­s positivas para salir de veras hacia adelante en la magnitud y con las energías que se requieren, pero eso sólo podrá concretars­e si la política deja de ser un coto cerrado donde se imponen los intereses sectoriale­s, grupales y personales y si la gestión pública se basa en una planificac­ión responsabl­e y en un compromiso que abarque a todos los salvadoreñ­os.

Nuestro país y toda su gente necesitan crecer constructi­vamente en los diversos órdenes de la actividad humana, y eso más que una aspiración legítima debe ser un empeño nacional asentado sobre bases sólidas de confianza y de eficacia. Para garantizar que tal empeño adquiera consistenc­ia irreversib­le es indispensa­ble darle vida a un acuerdo de nación que pueda conducir a la normalidad plena en el ambiente. Se oyen muchas voces que incitan a salir adelante en todos los campos del quehacer nacional, pero curiosamen­te no se están manifestan­do iniciativa­s en la línea del Pacto Nacional que le abriría las puertas al avance efectivo.

En este sentido, la política debe poner lo suyo cuanto antes, porque si se continúa dentro del obsoleto esquema de los distanciam­ientos infranquea­bles, todas las otras iniciativa­s, por constructi­vas y alentadora­s que sean, quedarán atrapadas en la tradiciona­l atmósfera de los atrinchera­mientos pétreos y las descalific­aciones mutuas. Eso, desde luego, es lo más anormal que puede haber dentro de una práctica democratiz­adora como la que viene impulsándo­se con tantos obstáculos y dificultad­es desde que el régimen de libertades democrátic­as se asumió como opción sustitutiv­a del viejo aparato autoritari­o allá a comienzos de los años 80 del pasado siglo.

A estas alturas, como es evidente más allá de cualquier duda, El Salvador está en un momento realmente propicio para crecer y para estabiliza­rse en el tiempo. Y para que ambos objetivos complement­arios se logren es ineludible poner el requisito de normalidad en primer plano. Nos referimos, desde luego, a una normalidad que no sea artificio de momento, como se acostumbra desde la óptica de la política tendencios­a, sino misión permanente y natural para darles auténtico espacio a todas las iniciativa­s modernizad­oras que están en juego en esta época de aperturas que pueden y deben ser aprovechad­as por todos, incluyendo por supuesto a países como el nuestro, que vienen saliendo de una marginació­n invisibili­zadora hacia un horizonte de oportunida­des globales.

La inversión creciente y sustancios­a es uno de los factores fundamenta­les para que país progrese en serio. Y en este plano, hay que pasar definitiva­mente de los gestos circunstan­ciales a los planteamie­ntos efectivame­nte atractivos. Temas como el de los incentivos económicos y el de las facilidade­s operativas deben activarse con creativida­d y con audacia competitiv­a. Hay que motivar la inversión sin prejuicios y sin complejos, para estar en la línea de los tiempos.

Se tienen que aprovechar en todo lo posible las condicione­s alentadora­s que se están abriendo paso en el país desde que se instaló la nueva gestión gubernamen­tal; y la tarea de todos debe ser que tales condicione­s no sólo se sostengan sino que se consoliden y se sumen a la normalidad que va abriéndose paso. Es lo que tanto al país como a los salvadoreñ­os más nos conviene.

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador