Domingo 27° del TO. San Lucas 17. 5-10. Ciclo C.

Señor, hoy los apóstoles te hacen una petición muy especial y necesaria, sin reparos y con la luz del Espíritu Santo te dicen: “Auméntanos la fe” luego para reafirmar les dices: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería.

Nos hablas de la importancia de la fe y hoy yo te lo pido, Aumenta mi fe, pues es débil y está expuesta a estancarse e incluso perderse, cómo ha sucedido en tantos.

Señor, Después de contemplar las grandezas y maravillas que has hecho, ¿puedo todavía dudar de tu amor? Cuántas veces me he encontrado ante Tì diciendo: “si algo puedes, ya no creo, porqué no me escuchas ni me hablas?”. Es clara está, tú reacción: “¿hombre de poca fe por què dudas?”.

En aquellos tiempos, ni con milagros creyeron. Parece que ahora en el Siglo XXI ni aquellos milagros, ni los que ocurren ahora (si es que tenemos los ojos abiertos para verlos) me mueven a creer en Tí, ¡todo es posible para los que creemos! ¡Señor, te lo pido aumenta nuestra fe! He ahí la raíz del problema, la fe es un don de Tuyo, pero la puerta no se abrirá si no toco, si no pido y si no pongo en acto mi fe.

Hay que tocar, pedir, llorar para que seamos escuchados y consolados, pero hay una recomendación más grande que nos das en este pasaje: es ser fiel servidor, cumplir con mi deber, realizar las cosas pequeñas con amor, decirme con humildad, no soy más que un siervo, que ha hecho lo que tenía que hacer. El mundo mejorará gracias a los que; sean humildes, oren y hagan el bien, hagan día a día con amor la tarea de embellecer este mundo, haciéndolo más humano: niños, jóvenes, adultos o ancianos, todos nos tenemos que comprometer con la fe y el trabajo.

Señor Jesús, si algo puedo hacer yo es lanzarte esta pobre oración. Siempre estas pendiente de mi oración y más cuando es humilde. Así con sencillez abro mi corazón para que tú, que puedes, aumentes mi fe.

Y así vivo mucha más en la confianza en Tì que en los dolores por situaciones humanas que realmente son muy dolorosas pero que no alcanzan a imprimir su sello ni a amargarme. Padre mío Tu sabrás por qué lo permites, Tú sabes por qué lo quieres. Reposando en Tu Paternidad yo creo que vamos por el buen camino.