México admite fallida operación en contra de un hijo del “Chapo”
Autoridades detuvieron a Ovidio Guzmán, pero el cártel desató tal violencia que tuvieron que liberarlo.
Las propias autoridades lo admitieron: las fuerzas de seguridad mexicanas abortaron un intento de capturar a uno de los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán tras verse superados en un feroz tiroteo con pistoleros del cártel de Sinaloa que dejó al menos ocho muertos y más de 20 heridos. La batalla que paralizó el jueves por algunas horas a Culiacán, la capital del estado norteño de Sinaloa, fue resultado de una operación “deficiente” y “precipitada”, dijo ayer el secretario de la Defensa, el general Luis Cresencio Sandoval.
Fue el tercer tiroteo en menos de una semana entre las fuerzas de seguridad y miembros del crimen organizado, lo cual ha hecho cuestionarse a algunos sobre si en realidad funciona la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador de evitar el uso de la fuerza y dedicar su atención a temas sociales.
López Obrador dijo que mantiene su idea de enfrentar la violencia a través de medios pacíficos y desmeritó las críticas, las cuales consideró “el punto de vista de adversarios y de la prensa opositora”.
Sin embargo, Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la agencia antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) y que trabajó en México, consideró que lo sucedido fue un “un gran golpe para el gobierno mexicano” y una “muestra de que los cárteles son más poderosos que el gobierno mexicano”.
Algunas calles de Culiacán, una ciudad de unos 800,000 habitantes, permanecían bloqueadas ayer por la mañana con restos de autos quemados.
Las escuelas permanecían cerradas y algunas oficinas públicas pidieron a sus empleados quedarse en sus casas. Pocos autobuses de transporte público se veían por las calles.
La operación dejó ocho agentes muertos y a unos 49 presos fugados en esta localidad del noroeste de México.