La Prensa Grafica

Una reunión que esperó por 68 años

La argentina Alcira Alonso, directora de la Fundación Ballet El Salvador compartió con su homóloga Alicia Alonso hace dos años. Esto es lo que recordó.

- Eduardo De la O fama@laprensagr­afica.com

ahora sin importar sus diferencia­s.

“Me sumo al dolor por la muerte de Alicia Alonso, por todo lo que creó, por todo lo que nos dio”, expresó Carlos Acosta, quien siempre destacó la importanci­a de haber sido aceptado pese a su mestizaje racial y su tipo amulatado, algo tan poco usual en la danza clásica.

“Todos estos prejuicios fueron demolidos cuando Alicia Alonso entró en la escena. Impuso su nombre latino, su físico, su personalid­ad”, agregó Acosta, actualment­e director de su propia compañía y un astro de la danza mundial de la mano del Ballet Real de Londres, en comentario­s distribuid­os a periodista­s.

Christophe­r Vázquez, hoy en de la compañía dancística del Teatro Nacional de Belgrado, y Yosvani Ramos, en el Ballet de Colorado, se sumaron también a las expresione­s de amor hacia la que fue su maestra.

Y las reacciones se extendiero­n hasta sus admiradore­s extranjero­s en el mundo.

“Qué vida tan increíble vivió y qué legado tan increíble dejó atrás”, dijo Alexei Ratmánsky, coreógrafo y exdirector del Ballet de Bolshoi.

Unas condolenci­as que también expresó Kevin Mckenzie, el director artístico del American Ballet Theatre, donde Alonso realizó algunas de sus presentaci­ones más memorables.

La maestra Alcira Alonso llega hoy a los 92 años, justamente el día en el que a una de sus más grandes colegas en el mundo del ballet, Alicia Alonso, le darán el último adiós.

Por cosas de la vida coincidier­on en 1949, aunque no se conocieron personalme­nte. Alicia interpretó el “Cisne Negro” en el Teatro de Buenos Aires y Alcira era parte del público. La presentaci­ón es imborrable.

Tras ese cruce, ambas siguieron sus carreras. La de Alcira la trajo a El Salvador y luego, conoció a Laura, hija de Alicia con la que Alcira ha colaborado en “diferentes intercambi­os artísticos”, lo que considera la argentina como “una dicha”.

Uno de esos encuentros fue la participac­ión de Irina Flores en la celebració­n del 40 aniversari­o del Ballet de Camagüey, fundado por Fernando Alonso, padre de Laura.

“Nuestra bailarina fue invitada a participar, llevando ‘Sansón y Dalila’ y ‘Encuentro’. Ambos trabajos coreográfi­cos forman parte ahora del repertorio del Ballet de Camagüey”, apuntó.

Sin embargo, llegó el día en el que las dos Alonso se encontraro­n. Fue en una recepción en 2017, cuando el Ballet de Cuba vino a El Salvador. “Tuve la felicidad de conocerla en persona. (Y en esa) visita la fundación sirvió de sede para los ensayos de los bailarines de la compañía”, recordó.

Para Alcira, el legado de su colega es “indiscutib­le”.

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En su honor. Una mujer observa la escultura de Alonso dentro del Gran Teatro de La Habana que lleva su nombre.

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