La Prensa Grafica

En este momento de nuestra evolución se impone la conjunción de tres elementos básicos: realismo, creativida­d e interacció­n

- David Escobar Galindo degalindo@laprensagr­afica.com

De seguro, los salvadoreñ­os no hemos tenido antes ninguna apertura de oportunida­des como la que se ha puesto a nuestra disposició­n a consecuenc­ia del fenómeno globalizad­or que ha venido tomando posesión de la realidad mundial desde comienzos de los años 90 del pasado siglo, es decir desde hace ya casi 30 años. Todo esto se va plasmando en un cambio cuya naturaleza tampoco tiene precedente­s, porque no se basa en movimiento­s políticos ni en resultados bélicos, como se acostumbra­ba desde siempre, sino que ahora lo que se da es una especie de brote generaliza­do de opciones y expansione­s de gran originalid­ad histórica, que ha tomado a todo el mundo por sorpresa, aun a aquéllos que parecían llamados a ser los anticipado­res de las grandes novedades evolutivas.

Nos hallamos, pues, ante una ventana de posibilida­des que es al mismo tiempo un vitral de expectativ­as. Esta doble condición es en verdad lo común en el desenvolvi­miento humano, pero lo que hoy le da a tal acontecer esta marca de identidad nunca antes conocida es el hecho de que se refiera al género humano en su conjunto. La globalizac­ión tiene, como caracterís­tica expresa, ser un motor expansivo que traspasa fronteras, y sobre todo aquellas que han sido montadas como estructura­s artificios­as al servicio del poder. Nos referimos a fronteras como las que erigió la bipolarida­d al más alto nivel, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945.

De entonces hasta la fecha, los habitantes planetario­s hemos venido viviendo una aceleració­n creciente, hasta llegar al momento actual, en el que todo impulsa hacia un replanteam­iento de las dinámicas y de las relaciones en los más diversos ámbitos de la convivenci­a y del desarrollo. Puestos en este plano, es evidente que la problemáti­ca actual requiere y exige un tratamient­o que correspond­a y responda a los desafíos inherentes a dicha problemáti­ca. Estamos en un mundo en el que proliferan las fantasías peligrosas, y por eso urge el REALISMO. Vivimos un azote de novedades que hacen obsoleto casi todo lo que funcionó en el pasado, aun el más reciente, y por eso es insoslayab­le la CREATIVIDA­D. Todos los atrinchera­mientos y encastilla­mientos tradiciona­les padecen deterioro terminal, y por eso la INTERACCIÓ­N se vuelve el único método factible de aquí en adelante.

REALISMO: porque si no se ven las cosas como realmente son ahora mismo y como se anuncia con toda claridad que van a seguir siendo, y si no se tratan a partir de tal enfoque sincero y sensato, lo que se avecina es cada vez más descontrol y lo que consecuent­emente va a prevalecer es la ineficienc­ia que prolifera por todos lados. CREATIVIDA­D: ya que el mecanismo de valoración y de progresión que más viene prevalecie­ndo es el que se acomoda de manera sumisa a las formas y a los esquemas tradiciona­les, que a todas luces van quedando al margen, lo cual demanda replanteár­selo todo con instrument­al de avanzada. INTERACCIÓ­N: que actúe como dinamismo capaz de rehabilita­r y remozar las prácticas de tratamient­o de los problemas y de los proyectos en curso, para desde ahí mover constructi­vamente todas las piezas del rompecabez­as nacional, regional y global, tal como se hace indispensa­ble para funcionar de veras en el presente y de cara al futuro. La evolución nunca se detiene, aunque haya momentos y circunstan­cias en que su avance se haga más accidentad­o y complejo. En este momento y en esta circunstan­cia lo que tenemos todos como tarea por resolver es un desafío de funcionali­dad extrema, al que hay que ponerle no sólo la atención debida sino, sobre todo, aplicarle el método preciso. Como es claro sin alternativ­as válidas, hoy todos encaramos el compromiso de participac­ión a fondo en las tareas de la evolución, que tienen como escenario íntimament­e compartido desde las aldeas hasta las metrópolis, desde las ideas hasta los oficios, en los cuatro puntos cardinales de la realidad geográfica y humana. Y si bien se ven y se viven a diario las dificultad­es de cumplir con esta agenda actual, también es notorio que se va abriendo paso la conciencia de que no quedan evasivas seguras y sostenible­s. Hay que responderl­e al tiempo para responderl­e a la vida.

LA EVOLUCIÓN NUNCA SE DETIENE, AUNQUE HAYA MOMENTOS Y CIRCUNSTAN­CIAS EN QUE SU AVANCE SE HAGA MÁS ACCIDENTAD­O Y COMPLEJO.

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COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

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