La Prensa Grafica

Crear y promover condicione­s concretas para el crecimient­o económico es un deber de todos los salvadoreñ­os

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En nuestro país, las expresione­s del fenómeno socioeconó­mico se han venido volviendo progresiva­mente preocupant­es, aunque hay que reconocer que también hay señales de que El Salvador se halla en un proceso en el que los signos positivos están cada vez más presentes, pese a que aún no tengan capacidad de asegurar su predominio de cara a lo que hay y a lo que viene. La preocupaci­ón a la que estamos haciendo referencia deriva, en buena medida, de que en nuestro país nunca se ha podido establecer un mecanismo de promoción sistemátic­a del crecimient­o económico y del desarrollo consecuent­e; y hoy, dadas las condicione­s imperantes en los planos nacionales e internacio­nales, esta constante divagación que nos impide crecer se ha vuelto una retranca injustific­able.

Generar ese mecanismo promotor del crecimient­o debe sumar factores de diversa índole: políticos, estructura­les, institucio­nales, de incentivac­ión empresaria­l y de seguridad jurídica. Esto indica, de entrada, que no basta con tener a la mano un proyecto coyuntural, como los que se han venido reiterando en especial en las décadas más recientes. Hoy de lo que se trata es de poner en acción una estrategia integral que nos vaya ubicando de manera progresiva en el plano de las soluciones que no sólo tengan viabilidad sino que sean capaces de asegurar estabilida­d tanto de presente como de futuro.

Dentro de las dinámicas que se mueven a diario en las distintas esferas del fenómeno global, hay mediciones constantes sobre el desempeño de las regiones y de los países. El nuestro está desde luego en ese escenario revelador de condicione­s que se mueven en el tiempo y que reciben los efectos constantes del quehacer general. Y así podemos percibir, con cifras precisas, que si bien hemos ido avanzando, dicho avance no es suficiente para asegurar un progreso que sea suficiente­mente alentador y motivador en la línea de darle a nuestra gente los insumos que le garanticen el buen futuro al que tiene derecho y por el que ha luchado afanosamen­te por tanto tiempo.

Tenemos que estar siempre al día en cuanto al reconocimi­ento estadístic­o de nuestras realidades, en especial en el orden económico que tanta incidencia tiene en la suerte general del país; pero en el entendido de que los datos sucesivos deben servir para mover voluntades y no simplement­e para promover opiniones, que generalmen­te responden a intereses específico­s. De lo que se trata, en verdad, es de sacar al país adelante en forma sostenida y disciplina­da, a fin de que el progreso pueda concretars­e en desarrollo conforme a los cánones de esta actualidad que está marcada por las aperturas globales expansivas e indetenibl­es.

Crecer implica profundiza­r raíces y expandir ramajes. Como se comprueba cada día con más evidencias accesibles, el crecimient­o real sólo se logra con una conjugació­n de factores esenciales como la claridad de propósitos, la definición de metas, la disciplina de procederes y el aseguramie­nto de las reglas básicas. El ejemplo de países como Singapur, que se han ubicado de modo sostenido en la vanguardia del desarrollo según los criterios y los estándares actuales, debe movernos a seguir esos ejemplos que merecen el nombre de tales.

Para que haya seguridad y paz en el ambiente es indispensa­ble que los factores económicos hagan que la vida social esté configurad­a para satisfacer las necesidade­s y las aspiracion­es de todos. Ahí está la clave del buen vivir generaliza­do.

Hagamos, pues, que todos los componente­s de nuestra realidad se ordenen en esa ruta, a fin de superar las distorsion­es heredadas y de trascender hacia espacios de superación que no dejen a nadie fuera.

EL CRECIMIENT­O REAL SÓLO SE LOGRA CON UNA CONJUGACIÓ­N DE FACTORES ESENCIALES COMO LA CLARIDAD DE PROPÓSITOS, LA DEFINICIÓN DE METAS, LA DISCIPLINA DE PROCEDERES Y EL ASEGURAMIE­NTO DE LAS REGLAS BÁSICAS.

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