La Prensa Grafica

DATOS DE REINO UNIDO MUESTRAN QUE EL PROBLEMA ES MUCHO PEOR EN MUJERES Y EN PARTICULAR ENTRE LAS JÓVENES, DE ENTRE 16 Y 24 AÑOS. EN 2014, EL 26% TENÍA SÍNTOMAS DE ALGÚN TIPO DE ENFERMEDAD DE ESTE TIPO FRENTE AL 9,1% DE LOS HOMBRES DE LA MISMA EDAD.

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dolencias. En los niños, según explica en un artículo publicado en Biological Psychiatry Georgia Hodes, del Instituto Politécnic­o y Universida­d Estatal de Virginia (EE UU), el periodo de mayor vulnerabil­idad parece el propio embarazo y los años inmediatam­ente posteriore­s al nacimiento, y las enfermedad­es que desencaden­a son las relacionad­as con la socializac­ión, como los trastornos del espectro autista, los trastornos de atención o los problemas cognitivos. En esta etapa, según se indicaba en un trabajo liderado por Debra Bangasser, de la Universida­d del Temple en Filadelfia (EE UU), parece que los estrógenos protegen a las mujeres de estas dolencias. Sin embargo, épocas de cambios hormonales, como la pubertad, el embarazo o la transición a la menopausia, hacen más vulnerable­s a las mujeres a desarrolla­r depresión o trastornos de ansiedad.

Junto a la predisposi­ción biológica, que está mucho más relacionad­a con la familia que con el sexo, las circunstan­cias estresante­s tienen que ver con el entorno en el que nace y crece cada individuo. La exposición a sustancias tóxicas en el útero o a través de la alimentaci­ón más adelante puede desencaden­ar una esquizofre­nia en alguien propenso. En las mujeres, las experienci­as de acoso o la presión por sentirse el pilar que sustenta a los hijos o a familiares enfermos pueden estar en el origen del estrés postraumát­ico, los trastornos de ansiedad o la depresión.

Los factores culturales también pueden estar detrás de que, como plantea la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en un informe sobre el distinto impacto de las enfermedad­es mentales en hombres y mujeres, los hombres acudan menos al médico cuando sufren este tipo de problemas o de que los médicos, dejándose llevar por estereotip­os, diagnostiq­uen depresión a más mujeres y les ofrezcan más ansiolític­os, un tipo de fármacos mucho menos consumidos por los hombres.

En España, el 13,9% de las mujeres los consumen, frente al 7,4% de los hombres. Hasta ahora, sin embargo, ellos sufren adicciones con mucha más frecuencia, algo que más que una tendencia biológica a beber o a drogarse puede reflejar una forma de reaccionar a los problemas.

El suicidio es otro aspecto de la enfermedad mental en el que los datos dibujan una gran brecha entre los dos sexos. Según Eurostat, de las 53.500 personas que se suicidaron en los países de la Unión Europea en 2016, el 77% eran varones. Sin embargo, según cuenta Vieta, las mujeres realizan más intentos que los hombres, aunque no los consumen. “Las mujeres emplean formas poco letales para intentar suicidarse. No suelen pegarse un tiro, en parte también porque tienen menos acceso a las armas, ni saltan de un edificio o se ahorca. En muchas mujeres, los intentos de suicidio son una demanda de ayuda”.

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