Es indispensable promover la revitalización de los valores patrióticos para que haya progreso en pleno
Si no hay un debido sustento de valores, ninguna entidad humana, sea individual o colectiva, puede aspirar de veras a una saludable continuidad en el tiempo, y esto no necesita comprobaciones adicionales a lo que viene demostrando la realidad desde siempre. Si no se quiere caer en un mecanicismo sin sustancia ni futuro, como el que ha venido prevaleciendo entre nosotros, hay que reactivar los motores positivos de la conducta personal y general, de tal manera que la creatividad histórica no siga desperdiciándose en el vacío, según ocurre con tan gravosa persistencia en el ambiente.
En nuestro país el debilitamiento y la pérdida de valores es una deplorable tendencia que ha erosionado progresivamente nuestro sistema de vida, tan vulnerable por tantas causas y motivos. Y hablamos de los valores que son más determinantes de las conductas personales como de aquellos que tienen mayor impacto en la conducta general. Entre los primeros, el respeto, la lealtad y la sinceridad están en primera línea; y entre los segundos, la confianza, la solidaridad y la libertad llevan la delantera.
Pero en lo que a la nación como tal se refiere, lo que se impone recuperar de manera decisiva son los valores patrióticos, que son los que nos hacen reconocernos en el pasado, identificarnos en el presente y proyectarnos hacia el futuro. Y todo esto lo recordamos reiterativamente en este día tan emblemático de nuestra nacionalidad más propia, que es el 5 de noviembre, fecha inicial del movimiento independentista allá en el San Salvador de 1811, cuando el Padre José Matías Delgado lanzó un repique de campanas que debería seguir resonando inspiradoramente en nuestros corazones y en nuestras conciencias.
Aquel 5 de noviembre los salvadoreños dimos una señal de libertad que significó una apertura histórica sin precedentes, lo cual debería continuar moviendo voluntades en función de un destino siempre renovado y siempre visionario. Así como en aquella fecha fuimos capaces de erigirnos en promotores de una Centroamérica nueva, ahora nos toca promover todas las energías necesarias para
ESTE DÍA, 5 DE NOVIEMBRE, ES OTRA VEZ UN MOMENTO OPORTUNO AL MÁXIMO PARA TOMARNOS EN SERIO COMO NACIÓN Y COMO COMUNIDAD DE DESTINO.
que Centroamérica recupere su misión de Patria común. El 5 de noviembre es un símbolo imperecedero, y así hay que mantenerlo vivo. El hecho de que en nuestro ambiente esta rememoración haya ido cayendo en deterioro progresivo debe ser una señal de alarma para hacer revivir lo que más nos caracteriza.
Los valores patrióticos no son opciones que se pueden dejar a merced de las circunstancias, como si fueran objetos de valor marginal. Por el contrario, se trata de elementos vitales para el bienestar esencial de los compatriotas tanto nacionales como regionales. Y en esta era en la que hay un constante trasvase de identidades producto de la globalización expansiva y en marcha se hace más imperativo que nunca fortalecer los sentimientos de pertenencia nacional, que encarnan principalmente en la conciencia de Patria.
Para que nuestro progreso pueda autoidentificarse en toda su magnitud y proyección es absolutamente indispensable que nos sintamos pertenecientes a fondo a todo lo que significa El Salvador desde siempre hasta hoy y hacia adelante. No podemos seguir flotando en el vacío de una identidad que se deshabita cada vez más. Por el contrario, lo que se impone es reconocernos más y más en lo que somos y en lo que aspiramos a ser.
El Salvador es una Patria viva, y así hay que asumirla y realizarla. Este día, 5 de noviembre, es otra vez un momento oportuno al máximo para tomarnos en serio como nación y como comunidad de destino.