Cárceles de migrantes en EUA están hechas para “quebrarlos”
Johana Medina, una mujer trans salvadoreña, murió en junio en el centro de detención Otero.
La estadounidense Margaret Brown, que visita desde hace dos años el centro de detención de inmigrantes de Otero (Nuevo México, EUA) para escuchar a los internos, afirma que son lugares “llenos de tristeza” y hechos para “destruir el espíritu” de personas que ni siquiera deben estar detenidas.
“Lamentablemente no todos aguantan tanto abuso y aunque tengan razones sustentables para pelear su casos deciden aceptar la deportación. Estos lugares están diseñados para que dejen de pelear”, expresó.
Brown quedó impactada hace años durante una visita como traductora al centro de Eloy (Arizona) y decidió hacer algo.
En Otero, que está administrado por la empresa privada Management Training Corp., se sienta junto a los detenidos para escuchar sus historias y así ha sabido de intentos de suicidio, de las huelgas y protestas que realizan, de la falta de atención médica, de la explotación laboral y de los castigos en aislamiento.
"“sos lugares están diseñados para destruir el espíritu de las personas, la mayoría de los inmigrantes se refugian en Dios, pero he visto personas perder su fe, me cuentan que están cansados de pedir el milagro de ser liberados”, dijo Brown, quien es miembro de Advocate Visitors with Immigrants in Detention (AVID), una orgalevantar
“Es desesperante porque (los migrantes) son personas sin récord criminal, no tienen experiencia en las cárceles. ”. MARGARET BROWN, ACTIVISTA
“La mayoría (de los internos) sufre depresión, ansiedad, angustia, enojo por el trato diario que reciben, les quitan la libertad y la vida”. MARGARET BROWN, ACTIVISTA
nización que se dedica a visitar a los inmigrantes detenidos.
Durante una de sus visitas rutinarias en junio pasado se enteró de que había muerto en Otero por una enfermedad Johana Medina, una mujer salvadoreña transgénero de 25 años, que esperaba en esa cárcel una respuesta a su petición de asilo político.
“Cuando me enteré de su muerte sentí que fallamos al no la voz sobre su condición. La falta de medicamentos y el sufrimiento dentro de ese lugar acabaron con su vida, ahora estamos al pendiente y tratamos de hacernos escuchar para que no se repitan estos tristes casos”, dice.
Otero tiene más de 1,000 internos y Brown dice que cada uno de ellos “tiene un historia triste, empezando porque no existe una razón para tenerlos detenidos”.