Sugieren bioeconomía como apuesta del agro
CEPAL, IICA y FAO destacaron el potencial que tiene la región para desarrollar un sector de bioeconomía que traiga desarrollo al medio rural.
El sector agrícola y rural tiene un fuerte potencial de desarrollo si apuesta a la bioeconomía, que es la utilización intensiva de conocimiento sobre recursos, procesos, tecnologías y principios biológicos para la producción sostenible de bienes y servicios en sectores como la industria y la energía. Esto de acuerdo con el informe de perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas de 2019 y 2020 que se enfocó la región latinoamericana y el Caribe.
El documento fue presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano
de Cooperación para la Agricultura (IICA) ante los gobiernos de la región el 31 de octubre.
El documento plantea que ya se están dando aplicaciones en casos como los biocombustibles, biogás, la utilización de residuos biológicos y desechos agrícolas, textiles derivados de celulosa que reemplazan el uso de plásticos derivados de petróleo, y los polímeros con base en semillas de aguacate, entre otros.
Las instituciones plantean que la bioeconomía es una oportunidad para la región debido a su amplia biodiversidad, recursos genéticos, diversidad de paisajes productivos y capacidad para producir biomasa. Además, porque los países enfrentan el reto de poder llevar desarrollo al sector rural, donde la pobreza ha aumentado.
La pobreza rural en la región pasó de 45.1 % a 46. 4 %, entre 2014 y 2017. Mientras que la cantidad de personas subalimentadas llegó hasta los 42.5 millones.
En esa línea, Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la CEPAL, destacó la importancia de fomentar en la región una bioeconomía que sea sostenible e inclusiva.
“Las contribuciones pueden ser múltiples; por ejemplo, a la producción agrícola sostenible y la seguridad alimentaria, nuevas oportunidades para la creación de empleo decente en nuevas cadenas de valor de base biológica, especialmente para las mujeres y los jóvenes, y conocimientos para la conservación, gestión y uso sostenible de la biodiversidad”, afirmó.