GOBIERNO DE EUA TENÍA 69,500 NIÑOS MIGRANTES DETENIDOS EN 2019
Son más niños detenidos lejos de sus padres que en cualquier otro país, según investigadores de Naciones Unidas. Los traumas de la separación familiar a edad temprana causan consecuencias de por vida.
La niña de 3 años viajó durante semanas acunada en los brazos de su padre, quien trataba de obtener asilo en Estados Unidos. Ahora ni siquiera lo mira. Después de que funcionarios del gobierno los separaran por la fuerza en la frontera, de sufrir abuso sexual en el sistema de hogares de acogida de Estados Unidos y de ser deportada, la niña, antes risueña y radiante, llegó a Honduras retraída, ansiosa y enojada, convencida de que su padre la había abandonado. Él teme que el lazo entre ambos se haya roto para siempre. “Pienso en que le va a quedar ese trauma a ella también, porque a mí me ha quedado ese trauma y no se me ha borrado todavía”, afirmó.
Nuevos datos del gobierno mostraron este mes que la niña está entre la cifra récord de 69,550 menores migrantes retenidos en custodia del gobierno de Estados Unidos durante el año pasado, suficientes bebés, niños y adolescentes para atestar un estadio promedio de la NFL. Y está ocurriendo a pesar de que Washington reconoció que la detención puede ser traumática para los menores, lo que los pone en riesgo de padecer daños físicos y emocionales de largo plazo.
Algunos de los menores migrantes que estuvieron en custodia este año ya fueron deportados. Otros se han reunido con familiares en Estados Unidos, donde tratan de ir a la escuela y reconstruir sus vidas. Unos 4,000 siguen aún bajo custodia del gobierno, casi siempre en albergues grandes e impersonales. Y llegan más cada semana.
Esta historia es parte de una investigación conjunta entre The Associated Press y la serie FRONTLINE, de PBS, sobre el trato que reciben los menores migrantes y que incluye la película “Kids Caught in the Crackdown”, que se estrenó en PBS y en línea el 12 de noviembre.
Los casi 70,000 niños migrantes que permanecieron en custodia del gobierno este año -un incremento del 42 % en el ejercicio fiscal 2019 en comparación con 2018- pasaron más tiempo en albergues y lejos de sus familias que en años previos. La serie de estrictas políticas de inmigración del gobierno de Trump ha aumentado el tiempo que los niños pasan detenidos, a pesar de que el gobierno reconoce que les está causando daño. En 2013, Australia detuvo a 2,000 menores durante una oleada de llegadas por mar. En Canadá, los menores migrantes son separados de sus padres sólo como último recurso; 155 fueron detenidos en 2018. En Gran Bretaña, 42 menores migrantes fueron colocados en refugios en 2017, según autoridades en esos países.
“Las primeras experiencias quedan literalmente integradas en nuestro cerebro y cuerpo”, dice el doctor Jack Shonkoff, que dirige el Centro
para el Desarrollo del Niño de la Universidad de Harvard. A principios de año, le dijo al Congreso que “investigaciones revisadas por colegas durante décadas” muestran que detener a niños separados de sus padres o cuidadores primarios es malo para su salud. Es un problema de conexiones cerebrales, señaló.
“Las relaciones estables y receptivas promueven una arquitectura cerebral saludable”, dijo Shonkoff. “Si estas relaciones se interrumpen, los niños pequeños reciben el doble golpe de un cerebro que es privado de la estimulación positiva que necesita y es atacado por una respuesta al estrés que altera sus conexiones en desarrollo”.
Los niños más pequeños son quienes más riesgo corren porque sus sistemas biológicos están menos desarrollados, apuntó. El daño previo y la duración de la separación, también es más probable que generen un trauma.
Un adolescente hondureño que estuvo en un gran centro de detención durante cuatro meses antes de reunirse con su madre dijo que su miedo y su ansiedad se incrementaban cada día.
“Había allí algo que nos hacía sentir desesperados. Era la libertad. Queríamos ser libres”, recuerda. “Había desesperación por todos lados”.
Otro adolescente hondureño, que llegó a Estados Unidos a los 16 años y estuvo más de un año retenido en una serie de albergues con cada vez más medidas de seguridad, dijo que vio a sus compañeros autolesionarse.
“A veces lloraban, solos, o se golpeaban contra la pared”, contó. “Pensé que se debía a que llevaban mucho tiempo allí”.
Los adolescentes hablaron bajo condición de guardar el anonimato por temores de seguridad.
La niña hondureña de 3 años fue separada de su padre cuando agentes de inmigración los detuvieron cerca de la frontera en Texas, en marzo de 2019, fue enviada a un hogar de acogida. El padre no tuvo idea de dónde estaba su hija durante tres semanas de pánico.
“Entonces, ¿queremos ser un país que le provoca más traumas a individuos que están experimentando una adversidad extrema y buscan refugio y ayuda en un país vecino?” RYAN MATLOW, EXPERTO EN TRAUMA INFANTIL DE LA UNIVERSIDAD STANFORD
“Aquí cambiamos vidas. Las niñas llegan muy tristes, nerviosas, sin saber qué esperar, inseguras de lo que les depara el futuro; les damos una sensación de seguridad”. ELCY VALDEZ, DIRECTORA DEL ALBERGUE “RINCONCITO DEL SOL”.