Siete días bajo el asedio de la policía orteguista
“Estamos vivas, aunque con estragos”, dicen las mujeres en huelga de hambre en un templo.
Estamos vivas, aunque con estragos”, es el más reciente mensaje que han podido emitir desde el interior de una parroquia sitiada por la Policía de Nicaragua 11 madres que hoy cumplen siete días en huelga de hambre, por la libertad de más de 150 “presos políticos”.
Desde que anunciaron su huelga de hambre, el jueves pasado en la parroquia San Miguel Arcángel, de la ciudad de Masaya (Pacífico), las autoridades del Gobierno cortaron los suministros de agua y energía, y dispusieron de un extenso cerco policial, para impedir la ayuda humanitaria.
Otras cinco personas que se encontraban dentro del templo al momento del sitio policial sufren ayuno forzoso, ya que la Policía no permite que nadie entre ni salga de las instalaciones.
Las cinco personas son el padre diabético Edwin Román, la defensora Yonarqui Martínez, el opositor Santiago Fajardo, el periodista Marlon Pawell y un empleado de la parroquia.
“El padre (está sin) comida ni medicinas, pero aquí luchando para la liberación, somos rehenes de la Policía Nacional”, agregaron las mujeres, en un mensaje emitido en redes sociales.
Las mujeres han logrado mantener sus teléfonos celulares activos gracias a que los recargan de energía con la batería del automóvil del párroco, pero temen que esta se agote en cualquier momento, por lo que sus mensajes al exterior cada vez son más escasos.
El médico José Luis Borge, conocido por evadir una orden gubernamental para no atender a opositores, ha advertido que después de cinco días sin comer las personas podrían sufrir daños irreversibles en algunos de sus órganos más importantes.
Familiares del sacerdote, quien el martes sufrió dos desvanecimientos por falta de alimentos e insulina, afirmaron que se encuentra “deshidratado totalmente, su situación es precaria”.
La huelga de hambre y el cerco policial forma parte de la crisis sociopolítica que, desde el estallido popular contra el presidente Daniel Ortega en abril de 2018, ha dejado cientos de personas muertas, presas o desaparecidas, miles de heridos y miles en el exilio.