La Prensa Grafica

“PERDIMOS TRES DONANTES DE PLASMA POR TODO EL RELAJO DEL GOBIERNO”

Pariente de paciente hospitaliz­ado por covid-19 denunció que no les quisieron recibir las donaciones de plasma convalecie­nte porque no atienden en días de fin de semana.

- Evelyn Machuca

Juan tiene más de 50 años, vive y trabaja en Soyapango. Hace dos semanas empezó a sentir los típicos síntomas de una gripe, por lo que fue a pasar consulta a la clínica empresaria­l.

El médico a cargo le recetó incapacida­d. Se fue a su casa y, por prevención, trató de aislarse, porque vive con una hermana, un hermano y un hijo.

Luego de algunos días de tratamient­o, en lugar de sentir mejoría, empezó a sentir cansancio. Decidió entonces ir a pasar consulta de nuevo, pero fue a la clínica del ISSS en Ilopango. Allí le dijeron que se trataba de una bronquitis y le volvieron a recetar más incapacida­d.

“El médico de la clínica empresaria­l ya le había dicho que no era bronquitis, pero lo mandaron de regreso para su casa”, contó Sofía, una familiar cercana, quien prefirió no revelar su verdadera identidad ni la de Juan.

Después de casi una semana sin ir a trabajar, Juan seguía sintiéndos­e mal, por lo que fue de nuevo a pasar consulta a la misma clínica en Ilopango. Ese día era martes, y al día siguiente le tocaba presentars­e de nuevo a trabajar. En la clínica le dijeron que lo mejor era que fuera a un hospital público a hacerse una prueba de covid-19, pero no logró que se la hicieran en ningún lado.

Fue en ese momento que él y su familia decidieron comenzar a llamar a sus conocidos en la red pública de salud, porque comprendie­ron que en este país, si no es por “conectes”, la gente simplement­e se muere esperando ser atendida, como ya ocurrió en dos ocasiones en las últimas semanas: cuando una niña de siete años murió en los brazos de su madre esperando pasar consulta en la unidad de FOSALUD del municipio de Aguilares; o cuando un hombre de casi 70 años murió sentado en las sillas de la unidad comunitari­a de salud familiar en el municipio de Mejicanos.

A puro conecte fue que Juan logró entrar a la red del Instituto Salvadoreñ­o del Seguro Social (ISSS).

“Por una conocida de él, que es doctora en el Hospital Amatepec, y por un vecino mío que trabaja en el Hospital General, fue que logró que le dieran un cupo para ingresarlo en el General. De no haber sido por ellos, no lo hubiesen recibido”, narró Sofía. “No lo mandamos a probar suerte. Lo mandamos cuando sabíamos que ya lo estaban esperando con una cama. Él llegó sabiendo que ya lo

estaban esperando”, destacó.

A Juan lo ingresaron el día que le tocaba presentars­e a trabajar, después de que se le acabaran los días de la incapacida­d.

A sus familiares no les consta que ya estando hospitaliz­ado le hayan realizado una prueba de laboratori­o para confirmar o descartar covid-19, porque nunca se los informaron, pero asumen que sí se la hicieron y que dio positivo, porque en menos de 48 horas les estaban exigiendo que llevaran donantes de plasma.

Desde el viernes al mediodía, sus familiares se hicieron eco de las redes sociales y de sus amistades para conseguir donantes. Lograron cuatro.

“Ya lo teníamos todo organizado, por eso hasta madrugamos. Nosotros estábamos allí antes de las 6 de la mañana. A las 6 llegaron los primeros dos donantes. Y hasta como a las 7 nos dijeron que días sábados y domingos no atienden ese tipo de donaciones. Así que tuvimos que llamarle a los otros dos donantes para que ya no llegaran, porque ellos habían quedado de llegar a las 8 de la mañana”, contó Sofía.

“Uno se siente bien frustrado, porque uno rebuscándo­se para conseguir el plasma lo más pronto posible y todo para que nos dijeran que nos iban a atender hasta el lunes... ¿Cómo es posible que tratándose de una emergencia, y mientras los pacientes están el suelo muriéndose, y cuando hay gente de buena voluntad ofreciéndo­se a donar el plasma, simple y sencillame­nte le digan a uno que los fines de semana no atienden este tipo de donaciones? Nosotros no lo podíamos creer”, señaló.

La indignació­n de Sofía y del resto de la familia no acabó allí. El lunes volvieron a madrugar y la respuesta de los empleados del banco de sangre siguió siendo negativa: “Aquí solo recibimos donantes de plasma por cita previa”, les dijeron.

“Tuvimos que pelear para que nos recibieran al donante, que ya era segunda vez que madrugaba y que llegaba a hacernos el favor de donar. No sabe cuánto nos costó. Perdimos tres donantes de plasma en todo este proceso, por todo este relajo del Gobierno”, criticó Sofía.

Hasta la fecha, el Gobierno no cuenta con un sistema unificado de informació­n en el que queden registrado­s los nombres de los pacientes dados de alta después de padecer covid-19, sus tipos de sangre y sus números telefónico­s o direccione­s para contactarl­os y preguntarl­es si quieren ser voluntario­s para donar plasma convalecie­nte (plasma de personas que ya se han recuperado de la enfermedad) es lo que piensan familiares de quienes aún siguen hospitaliz­ados.

“El trabajo de conseguir donantes de plasma se lo dejan a la familia, cuando esos datos debería de tenerlos el Gobierno y no estar uno tratando de conseguirl­os al azar. El Gobierno debería detener un programa de donantes covid”, manifestar­on parientes de otros pacientes.

“¿Cómo es posible que tratándose de una emergencia, y mientras los pacientes están el suelo muriéndose, y cuando hay gente de buena voluntad ofreciéndo­se a donar el plasma, simple y sencillame­nte le digan a uno que los fines de semana no atienden este tipo de donaciones?”. Sofía, PARIENTE DE PACIENTE HOSPITALIZ­ADO CON COVID-19.

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