EL CLIMA DE INVERSIÓN Y LAS NECESIDADES DE LOS QUE HAN SIDO MÁS AFECTADOS
Las frecuentes amenazas a las empresas y empresarios han incrementado la incertidumbre y dañado el clima de inversión, justamente cuando el país más lo necesita para su pronta recuperación. Esto lo muestra con mucha claridad el gráfico de FUSADES sobre el Clima de Inversión. Lo triste es que a inicios de este gobierno el Clima de Inversión había regresado a ser positivo, pero una serie de actos inoportunos y la pandemia lograron acabar con ese clima tan importante para recuperar la confianza y el bienestar de los salvadoreños.
La necesidad de mayores niveles de inversión para aumentar el PIB
Potencial de nuestro país son cada día más evidentes, dadas las necesidades de un ajuste fiscal para poder frenar el crecimiento en los niveles de endeudamiento. O se aumentan los impuestos, o se reducen los gastos o detonamos el crecimiento económico, con los beneficios que esto trae en materia de recaudación fiscal, generación de empleo e incremento en los niveles de bienestar. Y para que logremos mayor crecimiento se necesita mayores niveles de Inversión.
Los continuos ataques a las instituciones, el incumplimiento de las leyes y los enfrentamientos ente los órganos del Estado, muchos de ellos artificialmente creados e innecesarios, y contrarios al espíritu de colaboración entre los poderes planteado en nuestra Constitución, han debilitado más la confianza de los inversionistas, ante una realidad nacional que pocos logran descifrar, dado el empeño de los funcionarios, en confundir, desinformar, ocultar e incluso castigar a quienes digan la verdad.
Es claro que una de las causas de malestar en la población ha sido la incapacidad de los gobiernos de cumplir las propuestas de políticas públicas dirigidas a los sectores más excluidos de la sociedad. La inversión no crece y por la tanto no crece el empleo, ni sus beneficios en materia de inclusión y dignidad. Hasta hoy, los gobiernos, el actual incluido, no han hecho nada estructuralmente diferente para cambiar la situación, y a raíz del covid-19, se está recurriendo a regalar paquetes alimentarios, que alivian la situación de los hogares, pero que no ofrecen ninguna solución a la exclusión, que más bien tienden a perpetuarla, y a hacer de esta un arma política eficaz, que crea una mayor dependencia del Estado, aun cuando el Estado se encuentra en una situación fiscal que difícilmente logrará sostener el asistencialismo en lo que resta del actual período. Pensemos en cómo reaccionará la gente acostumbrada a recibir sus dádivas cuando se deban realizar los ajustes económicos necesarios para evitar una catástrofe económica como la que pasó en Grecia.
También es claro que esta situación no se gestó en los últimos meses y que la pandemia ha complicado más el panorama, pero la magnitud de la crisis que se avecina requiere de un manejo de lo político, lo económico y lo social, que restablezca la confianza y la certidumbre sobre el futuro. Esto no solo es una tarea del gobierno. Se requiere que las gremiales trabajen en una dirección que favorezca a sus agremiados, que los centros de pensamiento hagan planteamientos en función país, y que todos los ciudadanos procuremos manejar los destructores rumores de una guerra política que apenas empieza, pero que puede causar daños irreparables a la nación.