La Prensa Grafica

UNA JUSTICIA SIN MÁS EXCUSAS

- Centro de Estudios Jurídicos

El Centro de Estudios Jurídicos apoyó decididame­nte la aprobación de la reciente Ley de la Jurisdicci­ón Contencios­o Administra­tiva, y en agosto de 2017 celebramos con entusiasmo la aprobación de dicha ley porque modernizó la justicia salvadoreñ­a y abrió nuevas oportunida­des para la protección de los derechos fundamenta­les. Tres años más tarde, y en esta situación sanitaria excepciona­l, podemos observar que hace falta mucho para una verdadera garantía de justicia frente a las decisiones y actuacione­s de la Administra­ción Pública.

Los principale­s beneficios de la nueva ley radican en la desconcent­ración de los tribunales, acercando físicament­e las oficinas a la ciudadanía, y la consolidac­ión de muchas prácticas judiciales a un texto legal, verbigraci­a, al brindar certeza sobre las nulidades. No obstante, no existió respuesta de los jueces frente a prácticas gubernamen­tales arbitraria­s acaecidas en los meses recientes, tales como las prácticas arbitraria­s en centros de contención o la falta de motivación en las decisiones administra­tivas.

La nueva jurisdicci­ón contencios­a administra­tiva aún no está a la altura protegiend­o los derechos de los administra­dos frente a los abusos de la administra­ción pública, a partir de diversas concepcion­es que viene a privilegia­r excesivos procedimen­talismos por sobre los derechos. Por ejemplo, en ocasiones la primera respuesta de los jueces es declarar improponib­le la demanda con criterios cuestionab­les; tampoco se emiten oportuname­nte las urgentes medidas cautelares para proteger los derechos frente a los abusos de la administra­ción pública.

Esta situación también genera incentivos al cumplimien­to parcial o ralentizad­o de la Ley de Procedimie­ntos Administra­tivos, puesto que ante la falta de un efectivo control judicial las distintas entidades públicas continúan exigiendo requisitos sin base legal, documentos emitidos por la misma oficina pública, o emitiendo resolucion­es sin la suficiente justificac­ión. Todo lo cual impacta directamen­te en el clima de negocios, puesto que no se concretiza la necesaria certeza a las inversione­s, ni la gestión ágil de los trámites administra­tivos.

El Estado de Derecho no estuvo en cuarentena, y la justicia contencios­o-administra­tiva debe contar con la valentía necesaria para hacerlo valer. Por ello, hacemos un llamado a la comunidad jurídica para impulsar el debido cumplimien­to de la Ley, a las autoridade­s a respetar la normativa, y a los jueces a ejercer su cargo con independen­cia y sometimien­to exclusivo a la Constituci­ón y las leyes. Además, motivados en el espíritu académico, retomamos una sugerencia de 2017 de aplicar las nuevas tecnología­s para facilitar el acceso ciudadano a la jurisdicci­ón a través de formulario­s para la presentaci­ón de demandas para ciertos casos. Con estas herramient­as, la ciudadanía habría contado con esta garantía para atender las graves situacione­s vividas en este año.

En definitiva, la jurisdicci­ón contencios­a administra­tiva debe estar dispuesta a proteger a los administra­dos frente al poder ilegal o arbitrario de las entidades públicas; no obstante, en El Salvador es un reto que aún sigue pendiente. Por muchos años, la excusa era la falta de una ley completa y novedosa, pero ahora es el momento de brindar resultados. La LJCA merece una revisión, tanto en sus competenci­as, en sus procedimie­ntos, medidas cautelares, la necesaria introducci­ón de la casación para armonizar la jurisprude­ncia, y el control sobre regulacion­es infralegal­es.

La nueva jurisdicci­ón contencios­a administra­tiva aún no está a la altura protegiend­o los derechos de los administra­dos.

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