TODOS ESTAMOS EN VÍSPERAS
Nos encontramos justamente en el umbral de octubre, y las fechas electorales se hallan a las puertas, tanto en Estados Unidos como en El Salvador. Los comicios presidenciales se realizarán en Estados Unidos el 3 de noviembre de este año y las legislativas y municipales tendrán lugar en El Salvador el 28 de febrero de 2021. Esta coincidencia, que se da por efecto de los respectivos calendarios electorales, tiene, sin embargo, efectos no previstos en el plano de los hechos concretos, porque se da en un momento en que los factores específicos de cada realidad se hallan en un plano de incidencias compartidas. Sabemos que en nuestro país se ha abierto un capítulo de interrogantes históricas, y esto no es casual ni incidental, sino que responde a la misma dinámica del desenvolvimiento democrático en el tiempo, y por consiguiente no hay que sorprenderse de que algo así se esté dando. En Estados Unidos, ocurre algo parecido: hay una conflictividad política y social que se manifiesta principalmente en expresiones temperamentales. Lo cierto es que en este mundo global la emotividad parece haberse disparado, y ese es un fenómeno revelador de que la humanidad anda buscándose a sí misma, sin que nadie sepa cómo ubicar las piezas sobre el tablero. ¿Cuánto durará esta etapa? Nadie tiene respuestas definitivas al respecto. Pero hay que reconocer que es mejor estar en movimiento, aunque sea rodeado de enigmas, que permanecer en la inmovilidad de lo viejo conocido cuando en realidad lo que está por conocerse lo va envolviendo todo. La política, como siempre, trata de mantener el dominio, porque esa es la lógica básica del ejercicio del poder, y en tanto más conciencia tengamos de ello mejor podremos manejarnos en los hechos.