El Salvador con peor riesgo de C. A.
El EMBI del país vuelve a deteriorarse más que el resto de la región. Analistas lo adjudican a la incertidumbre política.
“Los inversionistas toman con mucha preocupación cambios a nivel de carteras tan importantes”. Óscar Cabrera, PRESIDENTE DE FUDECEN
“Los inversionistas ven con temor casos concretos como el no respeto a resoluciones judiciales”. Ricardo Castaneda, ECONOMISTA DE ICEFI
El Índice de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en ingles) de El Salvador vuelve a deteriorarse en las últimas semanas, mientras que en el resto de países de Centroamérica hay una mejoría en la percepción de riesgo ante los mercados internacionales de inversores.
El EMBI es un indicador elaborado por la empresa financiera JP Morgan que señala cómo se percibe el riesgo de un país con respecto a otros países. El punto de referencia es el bono del Tesoro de 10 años de Estados Unidos, considerado de muy poco riesgo.
Dependiendo de cuántos puntos porcentuales está arriba de ese bono estadounidense es que se compensa el riesgo de la emisión de deuda.
Cabe recordar que el índice se encontraba relativamente estable desde principios de año (en alrededor de 3.88 %) hasta comienzos de marzo. A partir de entonces, y por los impactos de la pandemia de covid-19, se vio un incremento inusitado de la prima de riesgo para las economías emergentes como la de El Salvador.
Alcanzó un máximo de 10.4 % a mediados de abril y después tendió a caer significativamente a partir de junio. Se mantuvo aproximadamente arriba de 7.5 %, pero desde mediados de septiembre volvió la tendencia al alza del riesgo.
“El Salvador se ha despegado de sus pares de riesgo en la deuda de largo plazo y eso ya depende de cuestiones internas como manejo de la economía”, señala Luis Membreño, presidente de Membreño Consulting.
En efecto, mientras Costa Rica, Guatemala y Honduras tienen, al 1 de octubre, EMBI de 6.58 %, 3.18 %, y 3.88 %, respectivamente, El Salvador está en la cabeza de la región con 8.61 %.
Óscar Cabrera, presidente de la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (Fudecen), señala que, si bien hay un incremento generalizado del EMBI global, no se ve esa volatilidad que tiene el caso salvadoreño.
Cabrera dice que esto se explica porque, aunque las tendencias de ambos índices son similares, el “spread” es mayor para El Salvador y obedece a factores internos como la alta polarización política,
las condiciones de la actividad económica que este año se espera que caigan un -6 %, el ratio de la deuda se eleve hasta 93 % del PIB y un déficit fiscal de casi 13 %.
Además, estos dos analistas coinciden en que ha influido que en las últimas semanas se han hecho cambios en el gabinete de Gobierno, tanto en el caso del ministro y el viceministro de Hacienda, como en el presidente del Banco Central de Reserva (BCR).
“Son elementos que generan dudas a nivel de riesgo en el manejo de la política económica y fiscal de El Salvador y se refleja en este tipo de indicadores”, dice Membreño.
IMPLICACIONES
Por su parte, Ricardo Castaneda, economista senior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) agrega que los inversionistas internacionales ven con temor casos concretos como el no respeto a resoluciones judiciales y el no traslado de recursos para el pago del salario de la Asamblea Legislativa por un problema de liquidez.
“Los inversionistas dicen: ‘mejor no voy a prestarle a un país que quién sabe si después me va a pagar por cuestiones políticas o si incluso no pagan obligaciones que están en contratos, menos me van a pagar a mi’”, explica Castaneda.
Los efectos de esta percepción de mayor riesgo es que cuando el gobierno salvadoreño salga a colocar su deuda soberana en los mercados internacionales, los inversionistas demandarán una elevada tasa de rendimiento a cambio.
Solamente hay que recordar que, en julio pasado, la tasa de interés con que colocó $1,000 millones en eurobonos fue de 9.5 % .
Los expertos coinciden en que por lo poco halagador de la situación económica del país y la poca predictibilidad de la estabilidad política, las decisiones políticas del presidente Nayib Bukele, auguran un mayor incremento en el “spread” de este indicador y una deuda más costosa.
“Mientras se aclara la situación en cuanto al manejo de la política económica y fiscal, podemos mantenernos con un diferencial mayor (del EMBI) con respecto a otros países de la región”, apunta Membreño al respecto.