LA EPIDEMIA, ANILLO EN EL DEDO DICTATORIAL
El covid-19 no solo ataca lentamente los pulmones de las personas, también ataca la salud de la democracia.
Sobran los políticos inescrupulosos que han aprovechado momentos de crisis para afianzarse en el poder, y la pandemia ha sido un pretexto perfecto para subirle volumen al autoritarismo y al enriquecimiento ilícito. Ante la confusión y el miedo de las masas, mucho sinvergüenza ha metido mano en las arcas del Estado, y le ha llenado las manos al ejército, a su círculo íntimo, y hasta a los delincuentes, mientras engaña al pueblo con regalías y mentiras.
Para muestra de esta movida chuca, 3 botones: 1) Ante la masacre de la escuela de Beslán (2004), Putin se atornilló en el poder, anulando las elecciones, encarcelando opositores, e intensificando su control de los medios de comunicación. 2) Ante el fallido golpe en Venezuela (2002), Chávez hace un solo pasón de escoba para barrer a los que le hacían estorbo. 3) Tras el intento golpista en Turquía (2006), Erdogan intensifica su persecución contra la disidencia.
En la mayoría de los casos, se facilita el objetivo nefasto del poder, por la confusión imperante ante la crisis, la débil oposición, y el apoyo de las armas. Es evidente que, en democracia, todo es más lento y complejo, clara ventaja de la tiranía.
A los tiranos les vale sorbete el “pueblo” que dicen defender. El poder se les sube tanto a la cabeza que hacen lo que sea necesario por asegurar su reelección. Qué importa el desarrollo humano, el fomento productivo, la educación y el desarrollo.
Culpa de la maldición que nos ha caído, la economía de nuestro país continuará deprimida, con muy poca inversión y oportunidades.
Seguiremos exportando servicios de muy bajo valor agregado (maquilas y call centers) y la mayoría continuará viviendo a coyol partido, a pura subsistencia.
Para sobrevivir, los salvadoreños tenemos que salir, por lo que el cierre de nuestra economía, por 5 meses, fue una pésima decisión, culpa de la cual cientos de empresas cerraron y cientos de miles de salvadoreños se quedaron sin trabajo. Y mientras todo el país dentro de 4 paredes, el gobierno implementando su plan macabro a mano suelta. Una bomba de tiempo sin válvula de escape.
El silencio de la población, al igual que el de la oposición y de los sectores empresariales y productivos, deja mucho que desear. Salvo los tuits que van, tuits que vienen, nadie habla de la ineptitud y las movidas chucas del virus antidemocrático que, sin duda, será más dañino que la pandemia. Pobrecito El Salvador.
Salvo los tuits que van, tuits que vienen, nadie habla de la ineptitud y las movidas chucas del virus antidemocrático que, sin duda, será más dañino que la pandemia.