LA MEJOR POLÍTICA
El pasado 4 de octubre el papa Francisco promulgó la tercera Encíclica de su pontificado. Se llama ‘Fratelli tutti’ que significa ‘Todos hermanos’. Trata sobre la construcción de una ética global, natural, sobre la cual se debe establecer normas básicas de convivencia para construir sociedades más fraternas, donde priven los más elevados valores morales para que todos podamos entendernos, a pesar de nuestras diferencias.
El Capítulo 5 de la Encíclica se llama “La mejor política” y contiene reflexiones del papa que pueden ser oportunas en una época en que los partidos políticos en muchas latitudes y, en nuestro país en particular, desde hace mucho tiempo vienen enfrentando dilemas éticos y morales que los hace estar sufriendo una crisis de identidad, representatividad, organización y legitimidad que les está costando superar para recuperar la confianza ciudadana.
En los siguientes párrafos se presentan íntegramente aspectos puntuales de la Encíclica que tratan puntos que los actores políticos, principalmente gobernantes, líderes y representantes de los partidos, deben tomar en cuenta en la recomposición de sus idearios, sus valores, sus programas y los criterios con los que deben seleccionar y proponer a la ciudadanía los mejores y más dignos representantes.
En las primeras líneas del Capítulo el papa desaprueba la instrumentalización de los pobres y los más débiles con propósitos políticos. Lo dice así en el numeral 155 de la Encíclica:
“El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos”.
En el numeral 159 el papa se refiere de la siguiente manera a los líderes populares, y los previene sobre cómo puede degradarse el servicio que prestan a sus países:
“Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común. Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad”.
En los numerales 176 y 177 explica el valor y el papel con el que se debe desempeñar una mejor política. El texto dice así:
“Para muchos la política hoy es una mala palabra, y no se puede ignorar que detrás de este hecho están a menudo los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos. A esto se añaden las estrategias que buscan debilitarla, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología. Pero ¿puede funcionar el mundo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política?
‘Necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis actual’. Pienso en ‘una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas’”.
Terminamos de sintetizar las consideraciones del papa haciendo referencia al estilo con los que los gobernantes deben escuchar y relacionarse con los ciudadanos (numerales 190):
“La caridad política se expresa también en la apertura a todos. Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas. Sabe escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. El poliedro representa una sociedad donde las diferencias conviven complementándose, enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente, aunque esto implique discusiones y prevenciones. Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista, ve aspectos de la realidad que no se reconocen desde los centros de poder donde se toman las decisiones más definitorias”.
Las reflexiones del papa abarcan otros aspectos que deben estudiarse y reflexionarse. Le toca a las autoridades y pastores de las iglesias cristianas y católicas desempeñar su papel orientador y vigilante para hacer vida las palabras del Santo Padre y el mensaje del Evangelio.
“Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo”...