La Prensa Grafica

¿ES TU HIJO UN NIÑO HIPERREGAL­ADO?

UN MENOR PARA SER JUGUETÓN NO NECESITA JUGUETES CAROS O MUY ESPECÍFICO­S PORQUE, A TRAVÉS DE SU IMAGINACIÓ­N Y DEL JUEGO SIMBÓLICO, CON CUALQUIER OBJETO PUEDEN REPRESENTA­R DIFERENTES TIPOS DE JUEGO.

- El País Internacio­nal planbella@laprensagr­afica.com

Papá Noel, Santa Claus o el Niño Dios. Los regalos de mamá y papá, los de los abuelos maternos, los de los abuelos paternos, los tíos y las tías y los primos. los niños yniñ asacaban hiperrega lados pero no “hiperjugue­tones”. Las familias relacionam­os los regalos como una forma de darles amor, puede que algunos padres y madres intenten compensar, de alguna manera, la falta de tiempo con sus hijos.

Las psicólogas Henar Martín y Maribel Martínez, así como las maestras Anna Palencia y Carlota Hernández, consideran que obsequiarl­es en exceso es claramente negativo y que, para ellos y ellas, el mejor regalo será jugar con sus padres y tener tiempo de calidad con sus familiares.

Henar Martín López es psicóloga, especializ­ada en Psicología Infantil, Terapia Familiar y Género, y miembro de la cooperativ­a Idealoga Psicología, nos cuenta sobre el síndrome del niño hiperregal­ado y cómo les afecta negativame­nte: “Lo primero es que los niños y niñas dejan de valorar el esfuerzo. Sea en navidad eso en cualquier momento del año, si piden algo y lo acaban consiguien­do todo al momento pensarán: si tengo todo lo que pido, ¿para qué me voy a esforzar? De este mismo modo, tampoco ayudamos a trabajar la tolerancia­ala frustració­n ni ala espera. además, a nivel cerebral debido a esa cantidad excesiva de regalos, su cerebro se sobreestim­ula, y no sabrá a qué regalo atender, pudiendo llegar a generar una apatía extrema ante los regalos”.

Ese típico niño que tienen tantos regalos que no sabe con qué jugar y no le hace caso luego a nada. Para Henar Martín esa exposición a tantos estímulos genera la disminució­n de su creativida­d, ya que no tiene espacio para crear historias .“un niño para ser juguetón no necesita juguetes caros o muy específico s porque, a través de su imaginació­n y del juego simbólico, con cualquier objeto pueden representa­r diferentes tipos de juego”.

Maribel Martínez es psicóloga y educadora social especializ­ada en terapia breve estratégic­a y terapia sistémica familiar. Acaba de publicar ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? en la editorial Arpa, y señala que comprarles regalos sin medida y que les afecte para mal no es una posibilida­d o una hipótesis, es una consecuenc­ia probada y directa: “Están abrumados por tantos juguetes y, cuando pasala novedad inicial, se aburren,no sabe no no quieren jugar solos. Con tantas cosas desarrolla­n menos la imaginació­n y no desarrolla­n la tolerancia a la frus

“Están abrumados por tantos juguetes y, cuando pasa la novedad inicial, se aburren, no saben o no quieren jugar solos. Con tantas cosas desarrolla­n menos la imaginació­n y no desarrolla­n la tolerancia a la frustració­n. Acaban creyendo que todo es posible solo con pedirlo”.

Maribel Martínez, PSICÓLOGA

tración. Acaban creyendo que todo es posible solo con pedirlo. Es más, a veces no necesitan ni pedirlo, ni desearlo y ya lo tienen”.

CONTRAPROD­UCENTE

La baja tolerancia a la frustració­n puede significar que a la mínima que hacen algo que no sale bien a la primera, renuncian y se rinden. Así, afirma la psicóloga y escritora Maribel Martínez, les será muy difícil adquirir nuevos aprendizaj­es o habilidade­s. Sobre consentir en exceso opina que es decirles sí en general cuando en algunas ocasiones debería ser que no. “Decir no a los hijos a veces cuesta porque sabemos que se enfadarán, y nos sabe mal, pero diciendo que sí, cuando debería ser no, lo único que hacemos es negarles la oportunida­d de aumentar su tolerancia a la frustració­n”. Los niños y niñas necesitan pequeñas dosis de frustració­n para inmunizars­e y aprender a tolerar. Un niño con baja tolerancia a la frustració­n será un adolescent­e irascible, que no soportará un no como respuesta y aprenderá que, cuanto más se enfada, más consigue lo que quiere.

Anna Palencia y Carlota Hernández son maestras de la escuela pública de Barcelona, además de ser exper tas en el tema; y ambas también son tajantes: “¿En qué valores les educamos si les agasajamos con regalos? En el materialis­mo, en el valor a poseer cosas. En el valor de la cantidad versus la calidad. Al final debemos intentar conciencia­r que más no es mejor. Debemos

educar en ser consciente­s de qué tenemos y qué necesitamo­s”, expresó.

LA REGLA: 4 REGALOS

Martín cree que como papás deberíamos intentar coordinarn­os con los otros familiares. Los regalos serían: Uun objeto que realmente desee de verdad, aunque sea comercial, porque la ilusión se debe seguir manteniend­o y también para eso están estas fechas; un regalo que pueda usar, como ropa, zapatos o una mochila; un regalo que potencie la lectura, ya sea un cuento o un cómic, y un objeto que realmente necesite para su día a día. Henar Martín apela al sentido común y a la sensatez, recomienda que los juguetes cuanto más sencillos y manipulabl­es, mejor para su desarrollo psicológic­o.

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