LA GUERRA DE LOS MUNDOS
El 31 de octubre de 1938, el actor y locutor Orson Welles transmitió en vivo desde el estudio de la Columbia Broadcating System (CBS) la obra literaria del escritor inglés H. G. Wells “La Guerra de los Mundos”. Como muchos sabemos, la historia trata de cómo los marcianos invaden el planeta Tierra, y comienzan a destruirlo. En esa época, el único medio de comunicación en vivo era la radio y para bien o para mal, 1 millón de personas se creyeron que lo que escuchaban era verdad. La transmisión generó pánico entre los oyentes, el cual propició desórdenes en las ciudades, estampidas de personas y hasta suicidios.
El domingo 15 de noviembre, se transmitió por canal 12 una recreación teatral de lo que pasó esa noche de 1938, la obra dirigida y adaptada para televisión por Migue Simán constituye una propuesta fresca e innovadora en las producciones audiovisuales de este país, elaborada con altos estándares de calidad, con la participación de actores nacionales profesionales y con el deseo de romper esquemas.
La industria cinematográfica en el país es casi inexistente, igual sucede con todas las industrias creativas. Los artistas (ya sean actores, cantantes, escritores, pintores, bailarines, entre otros) se enfrentan sin ningún apoyo a la triste realidad de caminar el tortuoso camino de alcanzar su sueños por cuenta propia. La industria creativa, para ser exitosa y tener proyección, necesita de recursos, de los cuales carecen la gran cantidad de nuestros artistas.
En el caso de El Salvador, el nombre “La Guerra de los Mundos” puede ser una alegoría de la realidad arriba descrita. La constante batalla del mundo del artista con el deseo de superarse y el mundo del malinchismo y falta de fe en el trabajo que este realiza; entre el mundo de los que quieren hacer de su trabajo artístico su profesión y los que piensan que dedicarse al arte es solo un pasatiempo; el mundo de los que saben que esta profesión genera riqueza y aporta a las economías y el mundo que piensa que solo es entretenimiento.
Las industrias creativas generan impacto socioeconómico, estas han ayudado a la recuperación económica en tiempos de la pandemia. Datos recabados para la industria cinematográfica de India indican que para 2019 los ingresos generados por esta ascendieron a $16 mil millones y generó alrededor de 848 mil empleos. En el caso de Brasil, la industria generó ingresos de $3 mil millones y cerca de 327,500 empleos directos, solo en 2016. Datos más recientes de la Motion Picture Asociation (MPA) indican que en 2019 en los Estados Unidos, el promedio de los salarios de esta industria fueron 50 % más altos que empleos similares en otras industrias.
Estos datos nos dejan de manifiesto que hemos estado ignorando una industria que genera riqueza, que al final se convierte en ingresos para las arcas del gobierno a través de impuestos. En el país hay quienes, convencidos de esta realidad, han comenzado a forjar el camino; por ejemplo, la actriz salvadoreña Vanesa Tomasino es fundadora del primer estudio profesional para actores, que ya ha comenzado a cosechar frutos de su trabajo.
Este tipo de iniciativas entrarán en el camino del crecimiento en la medida que haya cambios estructurales, desde la creación de una cultura de respeto a la propiedad intelectual que elimine la piratería, el apoyo financiero con condiciones ad hoc para aquellos que tengan proyectos en la industria, programas de promoción desde el gobierno y que la audiencia decida consumir producciones locales. En El Salvador hay talento, talento que nos puede sacar adelante a todos.
Los artistas se enfrentan sin ningún apoyo a la triste realidad de caminar el tortuoso camino de alcanzar su sueños por cuenta propia.