2020: EL AÑO EN QUE TODITO CAMBIÓ
Lo sé, yo también padezco de “fatiga Covid”; es lógico pues llevamos casi un año saturados por el tema. Pero, esta columna no sería un relato anual, sin profundizar en cómo todito cambió.
2020, sonabas tan bonito; el comienzo de una década; un año preñado de emoción, por tanto evento y acontecimiento, hasta la catastrófica entrada en escena de un murciélago chino, cuyo virus al mundo entero contagió y encuarentenó.
2020, arrancaste con misil izquierdo, directo a la cabeza del mero mero chafa iraní, Soleimaní, lo que provocó masivas protestas Death to America!, y revancha sobre las bases gringas en Irak. 2020, fuiste un año tenso: con semejante crisis geopolítica ente China y el loco de Trump, ambos en busca de control global. Un año en el que predominó la división política y la violencia racial. I can’t breathe, últimas palabras del negro Floyd, gasolina para Black Lives Matter, gases lacrimógenos, saqueos y garrotazos.
Tensión y dolor, también en Hong Kong, pues China afirmó “aquí mando yo”, violando “un país 2 sistemas” que prometieron respetar cuando Inglaterra cedió su control del territorio en 1997.
Un año, con su buena dosis de desastres. Como la explosión de munición mal almacenada en el puerto de Beirut, que se escuchó hasta en el espacio, y provocó la renuncia de todo el gobierno. “Lástima que no explotó en
Acajutla” se lamenta la lorita Pepita.
La naturaleza también explotó, y a Centroamérica Amanda, Cristóbal, Eta e Iota castigó. Qué tristes las fotos de canguros y koalas achicharrándose en Australia, y los bosques californianos ardiendo con 20 veces más potencia que el año pasado.
Mil veces más potente y devastador que las tensiones políticas, raciales y naturales del año, el murciélago chino que toditito cambió.
De la noche a la mañana, la emoción con que arrancó 2020 se convirtió en muerte, sufrimiento, chollazón mental, bancarrotas, incertidumbre, desempleo, retroceso económico, pobreza extrema. Río revuelto ganancia de tiranos, Lukashenko en Bielorrusia, Putin en Rusia, Maduro en Venezuela, y Bukele en El Salvador.
El murciélago chino se acabó aerolíneas, hoteles, cruceros, restaurantes, bares, discotecas. Arrasó con cines, teatros, conciertos, maratones, triatlones, olimpiadas, graduaciones, bodas y jelengues.
De la noche a la mañana, pasamos a arresto domiciliar; de pantalones, camisa con botones y zapatos, a chores, camiseta y chanclas. Muchos estrenamos oficina, desde el cuarto, la sala, el comedor o la cocina, lugares donde también, los cipotes afortunados se educaban en línea (solo el 30 %).
2020, año en el que nuestras manos absorbieron más alcohol que nuestros hígados; nuestras sonrisas se escondieron tras mascarillas, y cambiamos besos y abrazos por codazos.
¡Basta ya de fatiga Covid!
La lucha contra el murciélago nos ha enseñado a valorar la familia y la salud sobre todas las cosas; a apreciar la vida sin tanto apego por lo material, a respetar el medio ambiente, aunque sea un poquito más.
2020: Nos podés haber frenado, pero jamás detenido. Despertaste nuestra creatividad, nuestra solidaridad, nuestro empeño. ¡Nos pusimos las pilas! Un reinvento total: ahora volaremos menos, compraremos mucho más en línea, dejaremos de ir al banco, educaremos diferente a nuestros hijos, iremos al médico sin ir al médico (gracias, Zoom); pasaremos menos tiempo en la oficina, y más en la cocina. (Precaución: la fatiga Covid te puede llevar a Chile... a chile relleno).
Como dijo Miguel Escalante, adelante caminante mientras el cuerpo aguante. ¡Ya hay vacuna! Tiembla, murciélago, tiembla. Muy pronto te derrotaremos, y seguiremos el consejo del almirante Escalante, dejando una huella más profunda... mientras el cuerpo aguante.
Continuará.