Y LA MAGIA NUEVAMENTE FUNCIONÓ
Aquí estamos, iniciando un nuevo año. En esta ocasión han faltado las grandes predicciones, pareciera que la pandemia ha demostrado que la habilidad de predecir tiene grandes límites. No voy a repetir todas las lecciones que esta crisis nos ha dejado, porque las hemos escuchado ya incontables veces, pero sí debo decir que la gran lección que me deja a mí es precisamente que la vida es incierta y debemos prepararnos para gestionar lo inesperado, porque los planes que hicimos para 2020 seguramente no consideraban la posibilidad de que un evento externo no nos permitiera cumplirlos. Nos habíamos acostumbrado a vivir en la certeza y hasta tenemos un sentimiento de pérdida por no haber logrado nuestros objetivos del año pasado.
Hemos estado esperando que el año termine con la ilusión de que terminará también la crisis y es que ese ha sido siempre el pensamiento por tradición: “año nuevo vida nueva”. Realmente nunca había reflexionado en cómo el fin de año con todos sus rituales nos motiva casi a “resetearnos” (‘reset’, término en inglés que no existe en el diccionario de la Real Academia Española, puede traducirse como reiniciar), estableciendo nuevos propósitos: bajar de peso, ir al gimnasio, regresar a la universidad, aprender inglés, buscar o cambiar de trabajo, comprar una casa o un carro, ser mejores personas, etcétera. No sé qué sería de nosotros sin esas pausas cada doce meses, me parece que es casi magia pensar que el primero de enero las cosas serán diferentes de como eran el 31 de diciembre.
Y, a pesar de todo, incluso en medio de la tristeza de haber perdido a un ser querido, esta vez siento que nuevamente la magia funcionó, estuvimos inundados de lindos mensajes llenos de optimismo, que nos han motivado a esperar el año con fe y esperanza, algunos incluso queriendo borrar
2020 de sus mentes. De mi parte todo lo contrario, he decidido guardarlo como uno de mis recuerdos más valiosos porque, cuando temía que después de todo lo que he vivido había perdido mi capacidad de sorprenderme, la vida me sorprendió y ¡de qué manera! Estoy sorprendida de cómo hemos podido adaptarnos a trabajar, estudiar, celebrar, socializar y muchas cosas más “encerrados” en nuestras casas. Y lo logramos en pocos días. Estoy sorprendida de cómo la humanidad conoció y rápidamente ingresó al mundo digital, según los expertos en condiciones normales esto hubiera tomado entre 5 y 10 años. Y creo que me seguiré sorprendiendo, porque la vida no volverá a ser igual y eso me entusiasma.
Toca ahora aplicar las lecciones aprendidas, ser flexibles, creativos, valientes e innovadores para construir nuestro futuro en este mundo incierto, porque el virus sigue entre nosotros y aunque ya existe la vacuna, sin ánimos de ser pesimista, su desempeño también es incierto, no sabemos cuándo la podremos tener todos y tampoco estamos seguros de si va a funcionar y por si esto fuera poco, ya se habla de nuevas pandemias. La profesora inglesa Margaret Heffernan plantea las habilidades humanas que necesitamos en un mundo impredecible: 1. Imaginación: La capacidad de pensar en todos los diferentes posibles resultados. 2. Adaptación: ¿Cómo adapto mis destrezas a este nuevo mundo. 3. Colaboración: ¿Cómo puedo trabajar con otras personas para ayudarlas y ayudarme?
Termino con el consejo que mi nieta de 6 años María Pilar le dio a su perrita el 31 de diciembre recordando lo mal que la pasó el 24 debido a los cohetes: “Oli, tienes que aprender a superar tus miedos”. Les deseo un año lleno de cosas buenas y valentía para enfrentar las no muy buenas.
Estoy sorprendida de cómo hemos podido adaptarnos a trabajar, estudiar, celebrar, socializar y muchas cosas más “encerrados” en nuestras casas.