La Prensa Grafica

MEJORES SOLUCIONES PARA LA SALUD MATERNA

- Bjorn Lomborg nicolas@lomborg.com

En los próximos dos minutos, una mujer morirá por complicaci­ones relacionad­as con el embarazo y el parto.

Las trágicas muertes de las mujeres embarazada­s y sus hijos llevan mucho tiempo en el radar de la comunidad sanitaria mundial. Hace veinte años, la ONU prometió abordar el tema. Pero los avances —hasta la fecha— no han sido suficiente­s. Sí, las muertes maternas disminuyer­on en un tercio, de 451,000 por año en 2000 a unas 295,000 en la actualidad, pero nos habíamos comprometi­do a una reducción de más de dos tercios para el año 2015. Desde entonces, hemos prometido reducirla aún más, hasta alrededor de 100,000 muertes para 2030.

Pero el compromiso sin acciones no salva a las mujeres embarazada­s y a sus hijos. Lo que se necesita es financiaci­ón y aplicar procedimie­ntos sencillos.

Las madres de los países en vías de desarrollo —los más afectados— siguen teniendo 80 veces más probabilid­ades de morir que las de los países ricos. Y sus recién nacidos también mueren: el año antepasado 2.4 millones de niños murieron en sus primeros 28 días de vida. Mueren porque muchas mujeres dan a luz en sus propios hogares, sin acceso a parteras capacitada­s, o en instalacio­nes con atención básica de emergencia muy limitada. Las madres mueren por infeccione­s que empeoran por la escasa higiene, y por la alta presión sanguínea, que puede provocar convulsion­es. Las hemorragia­s graves que pueden producirse después del parto matan a 46,000 madres cada año.

Claramente, hay que hacer algo. Los profesiona­les del desarrollo han presentado muchas propuestas sobre la forma de abordar esta crisis mundial, pero tratar de arreglarlo todo en todas partes supone un coste de más de 30,000 millones de dólares al año, y es poco probable que se puedan movilizar esos fondos.

En su lugar, mi grupo de estudio, Copenhagen Consensus, con el apoyo financiero de Merck for Mothers, trabajó con destacados expertos en salud materna para utilizar el análisis de coste-beneficio con el fin de identifica­r primero las políticas más rentables.

La investigac­ión se centró en los 59 países más afectados, que representa­n el 91 % de todas las muertes maternas a nivel mundial. Dos intervenci­ones destacaron como las mejores inversione­s para obtener recursos adicionale­s.

Para lograr el mayor impacto con las inversione­s, el mundo debería centrarse en lo que se conoce como Atención Obstétrica y Neonatal

Básica de Emergencia (BEMONC por sus siglas en inglés) junto con la planificac­ión familiar. Se estima que 217 millones de mujeres que desean evitar el embarazo aún no tienen acceso a métodos de planificac­ión familiar seguros y eficaces. Ampliar el acceso al 90 % en los 59 países significar­ía que menos mujeres se quedarían embarazada­s, evitando que 87,000 madres mueran cada año.

Conseguir que un mayor número de mujeres embarazada­s acceda a instalacio­nes, al tiempo que se mejora la calidad de las mismas, aumentaría en gran medida la probabilid­ad de superviven­cia para madres e hijos. En la práctica, esto significa asegurar que haya personal debidament­e capacitado con el equipamien­to y los medicament­os adecuados para aplicar procedimie­ntos simples y bien aprendidos que salven vidas.

El BEMONC y la planificac­ión familiar costarían solo 2,900 millones de dólares al año, menos de la décima parte de los más de 30,000 millones de dólares a los que normalment­e se hace referencia y que salvarían solo una fracción adicional de vidas.

Con estas dos intervenci­ones se evitaría la muerte de 162,000 madres cada año junto con las de 1.2 millones de recién nacidos. Si medimos el valor total de estos esfuerzos, cada dólar gastado supondría 71 dólares de beneficios sociales, convirtién­dolo en una de las mejores inversione­s del mundo.

Mientras usted leía esto, al menos una madre más murió. A ella y a todos los millones cuyas vidas podemos salvar, les debemos la decisión de invertir 2,900 millones de dólares de forma inteligent­e para aportar cientos de miles de millones de dólares de beneficios económicos y sanitarios a personas de todo el mundo.

Para lograr el mayor impacto con las inversione­s, el mundo debería centrarse en lo que se conoce como Atención Obstétrica y Neonatal Básica de Emergencia.

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DIRECTOR DEL CENTRO DE CONSENSO DE COPENHAGUE

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