LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE COVID: HACIA LA ERA DEL POSMÉTODO
En el contexto de la pandemia, el ámbito educativo es uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los investigadores. Los estudios señalan preocupación por las deficiencias en los aprendizajes de nuestros estudiantes a raíz de la transición de la escuela hacia la virtualidad (Picardo, Ábrego & Cuchillac, 2020; Fundación para la Educación Superior, 2020), siendo los docentes una de las razones de este problema. Estas mismas investigaciones sugieren la capacitación de los docentes en metodologías para la enseñanza en línea como una solución para mejorar la calidad de los aprendizajes de los estudiantes.
Si bien la capacitación en metodologías puede abonar al conocimiento de los maestros, antes de considerar esto como una solución, debemos recordar que los contextos son diferentes y, por lo tanto, las metodologías tendrán diversos resultados, siendo favorables para algunos casos y desfavorables para otros. Como consecuencia, algunos docentes ven las capacitaciones como irrelevantes para sus clases, lo cual puede ser una causante por la que muchos maestros tienden a recurrir a antiguas prácticas pedagógicas aun después de ser capacitados (Bruns & Luque, 2015). Ante esta realidad, nace la duda de si capacitar y seguir metodologías específicas, como muchos investigadores sugieren, mejorará el aprendizaje de los estudiantes.
Como Can (2009) indica, imponer el seguimiento de métodos de enseñanza sin considerar la experiencia y conocimiento práctico que todo maestro posee desvaloriza el trabajo de los docentes. Por lo que, si debemos capacitar a los maestros, que esta capacitación sea en una pedagogía que les permita teorizar sus prácticas en el aula (Kumaravadivelu, 2001), de forma tal que sean ellos mismos quienes diseñen sus propias metodologías tomando en cuenta, en primer lugar, sus creencias respecto al aprendizaje, y en segundo, evidencias de los resultados de sus procesos de enseñanza. De acuerdo con Kumaravadivelu (2001), hemos entrado en una era del posmétodo en la que los docentes, en lugar de seguir lineamientos estrictos de metodologías, deben basar su enseñanza en principios pedagógicos que den respuesta a sus necesidades particulares sin dejar de lado su experiencia como educadores.
En este sentido, si durante esta transición los docentes han realizado alguna actividad que ellos crean que ha funcionado, el siguiente paso será ayudarles a estimar el impacto que esa actividad ha tenido en el aprendizaje de los estudiantes, por medio de la reflexión sobre sus creencias y recolección de datos que respalden su efectividad. Esto requiere de docentes autónomos y reflexivos de sus prácticas, y en esto reside la necesidad de capacitar a los maestros, para que se transformen en agentes activos de la educación brindando soluciones a los problemas particulares de sus contextos.
Capacitar en metodologías de enseñanza en línea puede aportar ideas que sumen a las prácticas docentes, pero deben ser vistas como guías y no como una solución a los problemas de enseñanza. Si queremos resolver este problema, debemos dar un giro en la investigación educativa y permitir la colaboración de los docentes en la propuesta de soluciones, ya que estos últimos junto a sus estudiantes son, al final de todo, los actores de la educación.
Los estudios señalan preocupación por las deficiencias en los aprendizajes de nuestros estudiantes a raíz de la transición de la escuela hacia la virtualidad.