LAS REALIDADES EN EL SALVADOR PARA 2021
Cada quien ha escrito sus proyectos para 2021. Creo que hoy tenemos un panorama diferente, el escribir metas en un papel es incierto. Nada más hay una transición de año, la pandemia seguirá golpeando en muchos sentidos.
En educación, el panorama puede cambiar, si cada director y maestros se enfocan en realizar una reingeniería. El 5 % de presupuesto en educación está muy bien; sin embargo, es de analizar los índices de deserción escolar, con la pandemia incrementó. No todos tienen acceso a internet y eso es un problema que no será fácil solventar.
Son pocos los jóvenes que anhelan graduarse de las universidades. Muchos piensan en emigrar. Para las familias acomodadas no hay problema, tienen sus fábricas o negocios, por ende, sus hijos podrán administrar los bienes. La pandemia vino a destapar más las desigualdades.
El mundo artístico o cultural ha sido siempre visto como un hobbie y no como una oportunidad de vida. Un pintor, un escritor, una baletista, un cantante, etcétera, hacen milagros para sobrevivir. Si son personas de clase media y alta, no tendrán problemas. Los de abajo siempre andarán como mendigos recibiendo solo aplausos pero no tendrán el apoyo económico. Son pocos los que viven del arte o de la cultura.
Con una nueva campaña política dejaremos más acostumbrados al pueblo a estirar las manos. El salvadoreño se acostumbra cada vez más a ser dependiente. La diferencia es que antes los votantes recibían camisetas, escobas, guacales; en la actualidad también reciben víveres.
Cada gobierno disfraza una utopía al ciudadano, las plazas fantasmas, el nepotismo, las corrupciones; las oportunidades laborales son brindadas por dedocracia y no por meritocracia. En el ámbito empresarial todo cambia, el problema es que no alcanzan las plazas para miles de jóvenes.
En el agro, siempre existe una incertidumbre con los huracanes, con el cambio climático. Son pocas las empresas agrícolas que tienen sistemas avanzados para poder paliar sequías y otros problemas.
Ya he mencionado el ejemplo de
Israel. La realidad de El Salvador es que cada vez hay menos cafetales y más terrenos sembrados de maíz y frijol, eso hará que los caudales de los ríos disminuyan.
La pobreza aumentó, la pandemia empeoró todo. Mientras no exista una descentralización de muchas empresas, en zonas remotas continuaremos viendo a muchas familias emigrando al Gran San Salvador o a otros países. Es imprescindible que haya empresas, industria, comercio; sin embargo, casi todo está centralizado en un solo lugar.
Los emprendedores surgen más, aunque el miedo a las extorsiones impera. No, no es fácil invertir en un país en que pareciera que todo marcha bien. Mientras tanto, los pleitos políticos continuarán, las protestas no cesarán. Hasta los ciudadanos de países desarrollados no están exentos en salir a las calles a protestar por impuestos, mal manejo del erario y corruptelas. Los que siempre estarán bien son los políticos, de eso no hay duda.
¿Qué se puede hacer para cambiar el rumbo del país? Se debe tener una transparencia en todo lo que administran los tres poderes del Estado, una CICIES más eficaz, una Ley de Acceso a la Información Pública sin manipulaciones, se debe tener más inversión extranjera, más oportunidades laborales, mejor educación. Ningún país es perfecto, aunque todos los presidentes brindan esperanzas. Esperemos que todo sea diferente en 2021.
¿Qué se puede hacer para cambiar el rumbo del país? Se debe tener una transparencia en todo lo que administran los tres poderes del Estado.