La Prensa Grafica

Las dos caras de una política fiscal expansiva

- Irma Cantizzano economia@laprensagr­afica.com

espués de una debacle económica que ha llevado al mundo a tener la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, las institucio­nes han iniciado la tarea de definir una hoja de ruta para la recuperaci­ón.

Aunque todas advierten que está será lenta, el efecto rebote hará que los países con mayores caídas sean los que estén a la cabeza del crecimient­o de su PIB este 2021, aunque recuperar lo perdido tomará por lo menos un par de años.

Una de las medidas que repiten las entidades, como necesarias para “ayudar” a la economía a retomar el crecimient­o es la aplicación de políticas monetarias y políticas fiscales expansivas. Esa última implica, teóricamen­te, que salgan más fondos del gobierno que aquellos que entran.

“Para la recuperaci­ón y la transforma­ción

Deconómica y social será esencial mantener y profundiza­r las políticas macroeconó­micas activas. Mantener una política fiscal expansiva requiere de un marco de sostenibil­idad centrado en el fortalecim­iento de los ingresos y el acceso a financiami­ento en condicione­s adecuadas”, dice la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Esto implica, para la CEPAL: orientar el gasto público hacia reactivaci­ón y transforma­ción económica para impulsar la demanda, por medio de proyectos intensivos en empleo; impulsar la oferta, con financiami­ento para MIPYMES y el impulso a la inclusión social.

El Fondo Monetario Internacio­nal y el Banco Mundial también han dado recomendac­iones por la misma línea.

Eso implica que el gobierno invierta más, pero ¿cómo se puede hacer en un país cómo El Salvador dónde la deuda pública llegaría arriba del 100% del PIB este año?

Es como si una persona produce una cosecha anual, pero lo que la cosecha vale en el mercado lo debe a la totalidad y aun así tiene que arreglar la finca para seguir produciend­o.

El Salvador es por ahora el país más impactado económicam­ente por la crisis generada por el covid-19, tiene la segunda mayor caída de su PIB en Centroamér­ica (después de Panamá) pero en el ámbito fiscal la herida es aún más profunda. “En la última década ha habido una trayectori­a expansiva de la deuda, la cual pasó de 50.8% del PIB en 2008 a 71.4% en 2019, siendo el país con el nivel de endeudamie­nto más alto en la región, y el cuarto más endeudado de América Latina, antes de la pandemia”, señalaba el último informe de coyuntura de la Fundación Salvadoreñ­a para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES).

El déficit fiscal que es la es decir la diferencia entre los gastos y los ingresos del Gobierno, pasó de estar en 2.1% del PIB en 2019 a superar el 10.3% del PIB (según las proyeccion­es) al cierre de 2020. FUSADES apunta a que será de un 12% casi el doble de lo registrado en la crisis de 2009.

Así que en el hecho de inyectar más dinero para crecer, los economista­s no se ponen de acuerdo a que esta sea la mejor medida, por lo menos no a un corto plazo.

CÓMO MANTENER LAS MEDIDAS FISCALES EN EL MARCO DE MÁS INGRESOS

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Reto El Salvador es uno de los países más endeudados de la región latinoamer­icana, su deuda superaría el 100% del PIB este año.

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