¿QUO VADIS USA?
La política, arte de lo posible, es una tarea titánica para el cuatrienio de Joe Biden, en quien los salvadoreños confiamos que prolongue el TPS.
El asalto al Capitolio en Washington por las hordas trumpeanas el pasado 6 de enero es un macabro regalo de Reyes Magos que refleja la polarización reinante en la democracia más poderosa del mundo. El trumpismo llegó para quedarse, como lo atestiguan más de 74 millones de votos recibidos en las pasadas elecciones; Joe Biden ganó con 81 millones de votos; un saldo de 306 votos electorales contra 232.
Sin embargo, el inicio del enjuiciamiento político a Donald Trump por parte de la Cámara de Representantes luego de los incidentes del Capitolio es un golpe a las aspiraciones del trumpismo de perpetuarse como movimiento de masas más allá del actual mandato y convierte a Donald Trump en el único presidente en ser sometido a un juicio político dos veces durante su gestión.
Se alega que los WASP (White Anglosaxon Protestant, angloestadounidenses protestantes blancos), que constituyen el 70 % de la población, apoyan a Trump. Sin embargo ello es relativo porque en realidad solo los supremacistas blancos, que están muy bien organizados, hay que decirlo, se han alineado incondicionalmente con Donald Trump. Pero los supremacistas no son mayoría entre los WASP, sino una insignificante minoría.
El nuevo escenario refleja un giro de intereses geopolíticos; Trump fue incapaz de resolver las disputas con China, camino de convertirse en hiperpotencia mundial en detrimento de Estados Unidos. Lógicamente, hay acercamientos de China con Biden ahora que tomará posesión, a pesar del escepticismo que en un principio reinó. Igual de parte de Biden hacia Rusia, como lo muestra la propuesta de postular al exembajador de EUA en Moscú entre 2005 y 2008 William Burns, experto en el espacio post soviético y el Oriente Medio, como futuro director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
No será fácil para Biden esta legislatura, teniendo en cuenta que ha confesado que no piensa reelegirse, por su edad (78 años), y que la vicepresidenta, Kamala Harris, pertenece a una minoría étnica. El Partido Demócrata y el Republicano están divididos internamente en un momento cuando ya comenzó la carrera por la elección presidencial de 2024.
Joe Biden fue el único candidato capaz de lograr la no muy fácil tarea de alcanzar un consenso mínimo entre todas las fracciones del Partido Demócrata para su candidatura.
Por lo cual el delfín o la delfina que él designe contará con un fuerte apoyo entre las bases del Partido Demócrata en las presidenciales de
2024.
La agenda política global de Joe Biden difiere de la de su antecesor. Es un abierto partidario del multilateralismo, de la cooperación con los organismos internacionales y con sus socios estratégicos. Para ello retornará a Estados Unidos al Acuerdo sobre el Clima de París, a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y reforzará la cooperación con los europeos del Pacto de la Alianza del Atlántico del Norte (OTAN).
Respecto a Latinoamérica, legalizará casi un millón de jóvenes soñadores, (dreamers) y prolongará el TPS.
La política, arte de lo posible, es una tarea titánica para el cuatrienio de Joe Biden, en quien los salvadoreños confiamos que prolongue el TPS y legalice a más de un millón de compatriotas residentes en EUA desde hace años; y cuya prioridad debe ser tender puentes, lograr consensos, diálogo y concordia, por el bien de EUA, Latinoamérica y el mundo.