MOMENTO DE DECISIONES
Los gobernantes han dejado pasar varias oportunidades para mejorar la calidad de vida de la población y la armonía social.
La palabra “crisis” siempre ha estado presente en la vida nacional (terremotos, inundaciones, sequías, guerra con Honduras, golpes de Estado, guerra civil, violencia delincuencial, éxodo y más). Afortunadamente, la población salvadoreña es resiliente y tiene deseos de superación.
Los gobernantes han dejado pasar varias oportunidades para mejorar la calidad de vida de la población y la armonía social. Las últimas ocasiones desperdiciadas fueron: la posguerra (1992-99), la posterremotos (2001-04) y la primera alternabilidad en la Presidencia de la República (2009-14).
Hoy día, el país debe salir adelante en medio de una pandemia y lidiando con un agotado modelo de desarrollo (basado en la exportación de mano de obra y la recepción de remesas). ¿Pero cómo? No puede realizarlo sin el apoyo de la comunidad internacional, pero tampoco entregando su destino a una instancia extranjera. Se requieren tres elementos básicos: (1) un plan coherente para recuperar y transformar el país, (2) funcionarios competentes y honestos, y (3) una ciudadanía activa.
La presente crisis es diferente porque es mundial y múltiple. Consiguientemente, El Salvador necesita hacer un gran esfuerzo en torno a un Plan de País que tenga un sólido respaldo social. No se trata de un pacto electoral, sino de un acuerdo programático que integre a los actores que han estado excluidos. Aquí se listan diez puntos esenciales que deberían ser parte del referido acuerdo.
1. Sustituir el discurso confrontativo por el diálogo colaborativo. Esto implica abrir espacios y educar a la ciudadanía para cimentar la dignidad humana, la cohesión social y la democracia.
2. Rescatar la escuela pública y transformar el modelo educativo (preescolar, básica, media y superior), para reducir las desigualdades, elevar la productividad y promover la sana convivencia.
3. Brindar asistencia técnica y financiera en función de la demanda productiva de los 14 departamentos, promoviendo la innovación, el comercio electrónico y los encadenamientos.
4. Mejorar y expandir el sistema de protección social, aplicando criterios técnicos, favoreciendo a las personas más vulnerables y garantizando la transparencia y sostenibilidad financiera.
5. Fortalecer las capacidades técnicas e institucionales para prevenir y mitigar los efectos del cambio climático, incorporando la gestión de riesgos y priorizando la seguridad alimentaria.
6. Desconcentrar el aparato estatal, fortaleciendo los niveles subnacionales, aumentando la inversión en infraestructura social y acercando los servicios básicos a la población.
7. Enmarcar la prevención de la violencia dentro la política social. Esta parte es fundamental para regenerar el tejido social local, mejorar el desempeño de la PNC y retirar al Ejército de las calles.
8. Perfeccionar y agilizar los servicios de justicia. Esto exige la efectiva aplicación de normativas que favorezcan la formación continua y la profesionalización de todo el servicio público.
9. Transparentar la gestión pública nacional y municipal. Dos pasos clave son (a) cumplir con la ley de Acceso a la Información Pública; y (b) ciudadanizar la conducción de la Corte de Cuentas.
10. Alinear la cooperación externa (bilateral y multilateral) y enmarcar el ajuste fiscal dentro del Plan de País. Los recursos disponibles deberían orientarse a las prioridades y metas nacionales.
Conclusión: vivimos un momento en el que las decisiones deberían ir más allá de las contiendas electorales. La problemática nacional demanda un esfuerzo de país para reactivar la economía, consolidar la democracia y elevar el desarrollo humano de las presentes y futuras generaciones.
““No necesitamos una entidad que utilice despliegues de fuerza bruta para colocarse como árbitro de la política, decirle a la Asamblea Legislativa lo que tiene que hacer”. Héctor Lindo-fuentes, HISTORIADOR Y DOCENTE.