EL SÍNDROME DE WEIMAR Y EL SALVADOR
Weimar es una pequeña ciudad alemana, en la que vivió el músico Franz Liszt y falleció el filósofo Nietzsche. Con el tiempo, esta linda ciudad dejó de asociarse con su pasado artístico y filosófico, y se convirtió en símbolo del fracaso de la democracia liberal. El “síndrome de Weimar” hace referencia a la fragilidad de la estabilidad democrática cuando es atacada por el populismo.
El ataque de Weimar estuvo a cargo del káiser populista Guillermo II, quien proclamó un régimen federal presidencialista con poderes para gobernar mediante “decretos de emergencia”, y su partido se convirtió en la única alternativa de poder en el Parlamento.
Este ataque provocó constantes tensiones sociales, políticas y económicas, que tuvieron como consecuencia el aumento de la pobreza, el colapso de la industria y la agricultura, y el nacimiento de movimientos bolcheviques y nazis.
En la actualidad somos víctimas del “síndrome de El Salvador”, a cargo del káiser bukelista, un movimiento populista presidencialista, con miras a convertir su partido en la única alternativa de poder ejecutivo, legislativo y judicial.
Este ataque está provocando constantes tensiones sociales, políticas y económicas, fuente de violencia, pobreza, el colapso de nuestra economía, y la pérdida de las libertades individuales.
El ataque comenzó el 9F, cuando nuestro káiser trató la Asamblea Legislativa como si fuese un burdel, llamando a la insurrección de la mano de un sumiso y traicionero ejército. Lo triste de esta historia es que la mayoría de la población le aplaude al presidente y se traga sus mentiras, sin darse cuenta de que nos está empujando a una desgracia peor que la guerra.
Es tan perverso nuestro káiser que decide no pagarle el FODES a las alcaldías, para que estas no puedan realizar más de 2,000 obras, con el objetivo de que pierdan puntos ante los votantes, y estos los saquen, junto a las “ratas” de la Asamblea, el
28F. Esto es claramente una de tantas violaciones a la ley, así como lo fue la invasión de la Asamblea. ¿Se imaginan lo que haría con el poder absoluto?
Cuando el síndrome de Weimar cuajó, sus ciudadanos sufrieron una depresión económica sin precedentes, que contagió al país entero, llegando a 8 millones de desempleados. Caldo fértil para el cultivo del nazismo, toque de gracia a la democracia, y la Segunda
Guerra Mundial.
El síndrome de El Salvador es caldo fértil para el retroceso democrático, educativo, en salud y en oportunidades laborales. El covid fue anillo al dedo para que nuestro káiser siga el mismo camino de Weimar por lo que, si lo permitimos, también seremos víctimas del incremento de pobreza, impuestos, hiperinflación, corrupción e incapacidad sin precedentes.
De nosotros depende que no se repita la historia, manteniendo un balance legislativo y municipal. El 28F hay que salir a votar por rostros; seleccionar con mucha atención a los candidatos, renovar la composición, y bloquear el camino que nos lleve al fracaso democrático como en Weimar.
Lo triste de esta historia es que la mayoría de la población le aplaude al presidente y se traga sus mentiras, sin darse cuenta de que nos está empujando a una desgracia peor que la guerra.