PROHIBIDO OLVIDAR
El pasado sábado 16 de enero se cumplieron 29 años de la firma de los Acuerdos de Paz, mediante los cuales se dio fin al enfrentamiento armado entre el Gobierno de El Salvador y el FMLN. Los Acuerdos de Paz son un símbolo de reconciliación nacional y trazaron una agenda para tratar y regular los temas más relevantes de la vida nacional luego del conflicto armado.
Entre los más grandes logros de los Acuerdos de Paz se encuentran: el exitoso cese del enfrentamiento armado; la reducción, la reforma constitucional sobre el rol de la Fuerza Armada y su separación de la vida política; la creación de la Policía Nacional Civil y su desvinculación de la institución armada; la erradicación de graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos, entre ellas, las ejecuciones sumarias, extrajudiciales o arbitrarias, la tortura, la desaparición forzada, los actos de terrorismo, las graves violaciones al derecho internacional humanitario; la creación y funcionamiento en todo el país de la Procuraduría de Derechos Humanos; las reformas constitucionales y legales en materia de derechos humanos, administración de justicia y sistema electoral; la independencia judicial; la expansión de las libertades democráticas y los derechos; el proceso de selección y nombramiento de jueces y magistrados; y el fortalecimiento del debido proceso judicial a través de la aprobación de los nuevos
Códigos Penal y Procesal Penal.
En ese sentido, el aniversario de los Acuerdos de
Paz debe ser un momento de reflexión e introspección para todos los salvadoreños, a fin de recordar nuestra historia y evitar cometer los errores del pasado. Sin embargo, el presidente de la República Nayib Bukele expresó hace unos días en su cuenta de Twitter que los Acuerdos de Paz y la Guerra fueron un negocio del cual se lucraron un grupúsculo de aprovechados.
Asimismo, hace aproximadamente un mes manifestó en un acto que tuvo lugar en El Mozote, donde sucedió la más grave masacre de civiles en América Latina, que los Acuerdos de Paz fueron una farsa.
Ante las declaraciones del presidente de la República, es importante resaltar que este no tiene la solvencia moral para descalificar la importancia histórica de los Acuerdos de Paz, puesto que los mismos no solo fueron avalados por la población salvadoreña sino que también por toda la comunidad internacional. Lejos de ello, él está obligado a garantizar la armonía y paz social entre los salvadoreños. Descalificar los Acuerdos de Paz implica ignorar la historia reciente del país, la memoria de los más de 80 mil asesinados, 7 mil desaparecidos, y el sufrimiento de sus familiares, así como el tormento que vivió todo el pueblo salvadoreño en general durante el conflicto armado, provocado por ambas partes.
En ese sentido, los Acuerdos de Paz representan una lección y un desafío para las nuevas generaciones, para respetar la memoria histórica del país, no repetir un conflicto armado entre hermanos salvadoreños, y dirimir cualquier diferencia a través del diálogo y la concertación social. Como Centro de Estudios Jurídicos condenamos las declaraciones del presidente de la República, que lejos de buscar la unidad y la paz social, pretende dividir al país y restarle importancia, seriedad y relevancia a los acuerdos que un día hace veintinueve años brindaron paz, armonía y esperanza a todos los salvadoreños.
Ante las declaraciones del presidente de la República, es importante resaltar que este no tiene la solvencia moral para descalificar la importancia histórica de los Acuerdos de Paz.