La Prensa Grafica

LA FUERZA DE LAS IDEAS

- José A. Retana

Necesitamo­s devolver la fuerza a nuestras ideas, reafirmarl­as y dejar a los partidos políticos en segunda instancia, ejerciendo su tarea de educadores políticos antes que reclutador­es, como siempre debió ser...

Es lamentable aceptar que nuestro razonamien­to político comenzó a disiparse dieciocho años atrás, cuando la derecha, cegada por la ambición, caía engañada por un deslumbran­te y elocuente personaje, quien se apoderó del partido político más sólido que nuestro país haya tenido. Era el comienzo de un gran negocio y la malversaci­ón de la política ideológica.

Luego, apareció en la izquierda otra deslumbran­te y elocuente versión de populismo repitiendo la historia en el partido más fuerte de la izquierda contemporá­nea, relegándol­os al silencio y a observar cómo su identidad se diluía en un balde de corrupción e ineficienc­ia.

Ya cargando a nuestros hombros quince años de gobiernos que debilitaro­n a sus respectivo­s partidos, apareció en la escena un tercer personaje; alucinante, sin mayor oferta que la de acabar con los corruptos del pasado y los partidos políticos que les cobijaron. Prometió terminar con una etapa oscura, sin tener luz para iniciar la nueva. Esta tercera versión al hilo del populismo es la confección a la medida de un líder revolucion­ario moderno, con su versión de exportació­n, de un mandatario de primer mundo...

No podemos olvidar la deuda pendiente en el castigo a los corruptos del pasado, ni la obligación de sumar a los corruptos del presente; en su mayoría, desertores de ARENA y FMLN, hoy refugiados bajo la falda del nuevo gobernante, quien en menos de dos años superó las arbitrarie­dades de sus antecesore­s.

Así quedó en la historia la especulaci­ón de dos años atrás, cuando se pensaba que difícilmen­te un nuevo gobierno sería peor que el de sus anteriores... lamentable­mente, no fue así.

Enfrentamo­s la agonía del mundo de las ideas, de la capacidad y libertad del pensamient­o, pero aún es tiempo de rescatar esas facultades y demostrar que las ideas son el alma que da vida a cualquier nación.

Aún recuerdo la celebració­n de los acuerdos de paz y la esperanza de ver un país en donde reinaran el progreso y la libertad. Conseguir la paz e iniciar la reconstruc­ción del país fue alentador; sin embargo, los años pasaron y en los últimos dieciocho, la esperanza se ha divagado entre una niebla de intereses oscuros.

La política ha cambiado, la tecnología nos ha cambiado, la cultura y el pensamient­o crítico están desapareci­endo. Fiel a mis ideas, continúo creyendo que, dentro del concepto genérico de derecha, están los únicos capaces de volver a levantar a este país. La sociedad no es la misma –acomodarse fue y será siempre un error.

A veintinuev­e años de iniciada nuestra nueva era democrátic­a, estamos inmersos en un mundo de mentiras, dependiend­o de la identifica­ción casi religiosa a un líder que nos aleja de aquellos logros, de nuestras identidade­s ideológica­s, y más peligroso aún, de nuestra verdadera historia e identidad cultural.

Vamos hacia la consolidac­ión de una sociedad conformist­a, acomodada a la carencia y dependenci­a del Estado, vamos hacia abajo y a la completa oscuridad si no educamos al pueblo y le damos el poder de pensar.

Hagamos un esfuerzo por volver a defender nuestras ideas, reencauzar el rumbo y recuperar el entusiasmo democrátic­o.

Vamos hacia abajo y a la completa oscuridad si no educamos al pueblo.

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