¿NOS SEGUIRÁ LLEVANDO CANDANGA?
Candanga no solo se llevó la democracia en El Salvador. Según lo demuestra Freedom House (freedomhouse.org), desde 2016 actores antidemocráticos han consolidado su poder, afectando a los ciudadanos de más de una docena de países: desde sólidas dictaduras, como China y Rusia, hasta repúblicas, antes democráticas, como la nuestra.
La pandemia, y sus consecuencias económicas y mentales, le inyectaron esteroides a Candanga, además de valor para abusar del poder (con el fin de fortalecer su poder), decretando restricciones de movimiento, y sacándole filo a las uñas militares, ante una población congelada por la incertidumbre.
Según Freedom House, y nuestra propia experiencia, común denominador para asfixiar la democracia son los discursos oficiales de miedo, las oleadas de información falsa, la ausencia absoluta de cuentas, el ataque frontal contra la oposición, la prensa independiente, las instituciones, o la población, y presencia, de una maquinaria de autoelogio, en todos los medios oficiales.
En 2019, la cólera mundial de Candanga se despertó por tanta protesta en busca de hacer valer los derechos ciudadanos, y en 2020 se convirtió en represión, ante una comunidad internacional distraída por la pandemia, y el ojo pacho de Mr. Trump, quien estaba ocupado orquestando su propio plan macabro para sofocar la democracia en la tierra de los libres y hogar de los valientes. Oh say can you see...
Las uñas chinas, bien filudas, sofocaron el acuerdo 1997: “un país dos sistemas” de Hong Kong. Uñas filudas también en Libia, Yemen, Etiopía, Turquía y Myanmar (en español, Birmania), campo de batalla desde el golpe militar del pasado 1 de febrero, donde más de 200 myanmarenses (y contando) dieron la vida defendiendo su democracia. “Joe Biden, plis wake up”, alarmada la lorita Pepita, en inglés pateado como el de la embajadora.
Volviendo al macabro Mr. Trump, fácil les calentó la sangre a las turbas que rehusaban aceptar la derrota de su Mesías, con un speech semejando a Adolf, que cerró con GO! a la invasión del corazón de la democracia gringa: The United States Capitol. Menos mal la razón le dio en la nuca a Candanga, y atrás quedó un sangriento capítulo de US history.
En Venezuela, Candanga le dio en la nuca a la democracia, luego de 22 años de ataques Chavistas y Maduristas, tan poderosos, que dejaron sin aire a un presidente interino (Juan Guaidó), reconocido por 54 países. El golpe fatal lo dio Candanga el pasado 6 de diciembre, día de San Nicolás, con descarado fraude en elecciones legislativas, conformando una asamblea al servicio del presidente.
En El Salvador no hubo fraude electoral, pero Candanga fácil se tomó la asamblea y las alcaldías el 28F, no por ilustres candidatos, sino por el culto al presidente, la ausencia de una desprestigiada oposición, y a fondos de pandemia ilimitados, con los que activó la maquinaria de autoelogio, y les regaló pisto, comida, computadoras, vacunas y hasta casas a los votantes.
A la incertidumbre pandémica, ahora se le suma la incertidumbre política. ¿Nos saldrá el tiro por la culata? Sí alguien sabe leer las cartas, que nos cuente qué ve. Todos, recemos para que no nos siga llevando Candanga, “y para quitarle rayitas a tanto odio”, suplica la lorita.
Ante el ataque mundial contra la República, Freedom House afirma: “la democracia está golpeada pero no derrotada. Su popularidad en un mundo más hostil, y su perseverancia luego de un año devastador (2020), son señas de resiliencia que pintan bien para el futuro de la libertad”. ¿Usted qué piensa?
A la incertidumbre pandémica, ahora se le suma la incertidumbre política. ¿Nos saldrá el tiro por la culata?