LA ECONOMÍA CAYÓ -8.8 % EN 2020
La economía salvadoreña tuvo una de las peores caídas de su historia en 2020. El producto interno bruto (PIB) salvadoreño de 2019, hasta antes de la publicación del BCR del 26 de marzo, era de $27,023 millones. Después de la publicación del BCR bajó a $26,897 millones. Al comparar el PIB de 2020 de $24,639 millones que dio conocer el BCR la semana pasada, con los $27,023 millones, nos da que la economía salvadoreña cayó nominalmente -8.8 % en 2020, pero al comparar con los nuevos datos del PIB de 2019 y 2020 nos da que la economía salvadoreña cayó en -8.4 %. Dado que la inflación según la DIGESTYC fue levemente negativa durante todos los meses de 2020 y que cerró en -0.1 % en diciembre, no es un elemento que debería afectar significativamente en el resultado anterior.
La caída del PIB a $24,639 millones es tan grande, que se compara al nivel de lo que se tenía en 2016 ($24,191 millones) ya que en 2017 fue de $24,979 millones. Lo anterior implica que si la economía salvadoreña crece en promedio al 3 % entre 2021 y 2023, alcanzaría $26,924 millones a diciembre de 2023. Es decir que se necesitaría de al menos tres años para poder recuperar lo que se perdió en 2020, sin contar que si la economía hubiera crecido en promedio 2.5 % entre 2020 y 2023, el PIB hubiera sido de $30,556 millones al final de 2023.
Todos estos números lo que nos indican es que a menos que la economía crezca a un promedio de 8 % en los próximos tres años, no podría recuperar lo que se perdió con la pandemia, al año 2023. Los análisis deben hacerse sobre la base de lo que se hubiera tenido en 2023 si la pandemia no hubiera ocurrido y si la economía no hubiera caído tanto como lo hizo en 2020. El BCR está estimando que la economía podría crecer entre 5 % y 6 % en 2021 lo cual se ve imposible por ahora, ya que los mejores estimados del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial indican que esperan que nuestra economía crezca 4 % en 2021, pero aun tomándole la palabra al BCR de que la economía creciera al 6 % todavía sería insuficiente para ponernos en camino de recuperar lo perdido.
Durante muchos años hemos venido diciendo que necesitamos crecer a una tasa promedio superior al 6 % de manera sostenida por al menos 20 años. Si tomamos casos como el de China a partir de 1989 o el de los tigres asiáticos (Taiwán, Singapur, Corea y Hong Kong) que durante las décadas de 1970 a 2000 crecieron a tasas promedio superiores al 6 % anual, podemos ver que no es imposible lograrlo, pero también hay que hacer las cosas bien para poder alcanzar esos niveles de crecimiento y el desarrollo que viene acompañado.
Después de crecer a una tasa promedio del 2 % entre 1996 y 2019 (23 años), hemos llegado al auto convencimiento de que es imposible lograr crecimientos sostenidos superiores al 2 %. La verdad es que podríamos crecer a tasas de 6 % por año durante las próximas dos décadas siempre y cuando nos enfoquemos en ese objetivo y todos unamos fuerzas para que los 5 gobiernos de turno que habrá en ese período, las 7 asambleas legislativas y gobiernos municipales, los trabajadores, empresarios nacionales y extranjeros, centros de pensamiento, universidades y el resto de la sociedad pongamos todos nuestro esfuerzo para alcanzar esas metas.
Estamos ante una oportunidad histórica, la mayoría de los salvadoreños le dieron el poder absoluto al presidente Bukele para que pueda hacer los cambios que se requieren. Esta oportunidad no la tuvieron ARENA ni el FMLN y la confrontación permanente nos llevó al resultado del crecimiento del 2 %. El presidente Bukele, sus diputados y alcaldes tienen la oportunidad de oro de cambiar la tendencia del país, pero eso requiere tener un plan bien definido, eliminar la confrontación, buscar la unidad nacional y consensuar un plan de nación que nos permita ser el jaguar del siglo XXI.
Hoy es el momento en que el presidente Bukele debe definir su legado, ¿quiere pasar a la historia como el que abrió el camino al desarrollo del país o el que desperdició la oportunidad más grande que ha tenido un gobernante desde los sesenta? ¡Todas las opciones están abiertas!
¿Quiere pasar a la historia como el que abrió el camino al desarrollo del país o el que desperdició la oportunidad más grande que ha tenido un gobernante desde los sesenta?